II

64 18 0
                                    

Gracias y feliz Lectura…


—¡Suéltame, Carson!—sisea el hombre que me acompaña en el suelo, sólo que él con el peso extra de mi… esposo—. Lamentarás esto, hijo de puta.

El hombre mayor pide que dos Cazadores muevan a mi esposo de dónde está que no parece dar su brazo a torcer y eso me sonreír porque algo me dice que estar casada con él no será tan mala idea.

Ni siquiera los dos Cazadores son suficientes y tienen que venir el rubio y otro sujeto que no había visto en esa pared. Ambos alejan a Carson del sujeto que se pone de pie con la rabia siendo su guía mientras a mí, me auxilia Gregory ayudándome con el dolor con un poco de su magia.

Gregory es lo que se conoce vulgarmente como curandero, es un mago de magia blanca menor registrado, sólo puede hacer curaciones y práctica de infusiones medicinales. Nada más. Es muy poco relativamente, nada comprado con todo lo que traigo en mi interior, por eso me tiene a su lado cuando no puede hacer alguna de las medicinas que se necesitan con mayor urgencia. Eso y que es el único que sabe cómo hacer el anticonceptivo ideal para una bruja gris.

La noche que estuve con… mi esposo, fui directo a él cuando regresé y bueno, un tónico anticonceptivo fue suficiente para no darle un hijo al hombre que mira con indiferencia al idiota que me quería de yegua de cría.

Bastardo.

Gregory me ayuda a ponerme pie para ver al sujeto mirar con odio a mi esposo que no parece tampoco muy entusiasta con estar agarrado por cuatro de sus compañeros.

—Lleven a este pendejo a…

—Espera, Trigon—el hombre mayor me dedica una mirada rápida y luego gira su cabeza a mi marido—. Carson, te escuché decirle a la… señorita… que es tu…

—Es mi esposa—Gregory me mira con confusión y yo sólo le doy una mirada inocente porque no le había dicho nada del tatuaje que me une en matrimonio como suele hacerse en los cazadores—. Así que quiero una disculpa o lo voy a estampar contra el chiquero.

—Una puta refugiada no puede ser tu esposa—Carson se zafa del agarre de los sujetos que lo sujetan antes de avanzar a mí y bajar de forma ruda mi manga y mostrar el tatuaje que decora mi hombro.

Baja su manga mostrando lo mismo que yo.

Una serpiente enredada en nuestro brazo  izquierdo, es pequeña, pero se marca firme en la piel y parece que sube a nuestro hombro. Da un poco de miedo. Pero es el encanto de la serpiente y de lo que posiblemente represento.

—Lo es. Y quiero más respeto para ella que a partir de hoy vive conmigo.

Tal vez tener un cazador de esposo no sea tan mala idea.

El anciano nos mira ambos antes de suspirar y mirar al sujeto que nos mira con enfado como sí hace unos minutos no insinuara que me cogería para darle hijos cuando seguramente ya debe tener varios por lo que se ve. Desgraciado pendejo prepotente y machista. Si supiera que puedo hacer que se trague la tierra por la que paso con un simple hechizo y matarlo mientras duerme.

No lo haré.

No quiero llamar la atención aquí con los Cazadores, pero no digo que no hay formas de darle su merecido a este estúpido.

—Es una gran noticia, ¿no lo crees, Trigon?—el hombre castañea los dientes—. Le diré a Maxus que su hijo se casó.

Carson hace un gesto antes de subir de nuevo mi vestido y mirar mal al hombre que nos mira de igual forma.

✨✨✨

Entramos a la cabaña que Carson tiene aquí con los Cazadores y me parece sorpresivo de ver qué se ve muy hogareño. Tiene una sala pequeña y un comedor que se ve que no usa, sin ninguna planta en el interior, tiene algunos cuadros colgados y una que otra decoración. Hay un librero junto a la chimenea donde se puede apreciar las veces anteriores que estuvo encendida dándole calor y vida a este lugar al que de verdad le hace falta el toque femenino.

Sueños MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora