XV

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Estoy pensando seriamente en el número de capítulos… y voy a dejarlo en cuarenta porque esto será algo muy bueno de mi parte ❤️

Feliz Lectura…



Esperar a Carson despierta no fue buena idea, por lo que ahora estoy dormida en el sillón com Nox acurrucado en mis piernas y la cena enfriándose en la mesa porque también decidí darle algo bonito para su llegada.

La cual nunca llegó.

Admito que me siento mal por el hecho de que mi esposo dijo que vendría y no se ha dignado en llegar. Preparé una cena, me esmeré en darle algo rico para cenar y nada…

—Harriet—me remuevo quejándome en el sillón—. Harriet, vamos a la cama—entre abro los ojos para ver la silueta desfigurada de Carson que me da una sonrisa simple—. Anda, vamos, ya es tarde.

—¿Dónde estabas?

—Te dije que iría por unas cosas—me intenta cargar, pero me alejo de malas—. Harriet.

Ponerme de pie con el sueño siendo quien sigue apoderado de mi cuerpo no es buena idea, pero no me interesa mucho que ocasiones un mareo repentino que sé cuál es su detonador.

—¿Sabes qué todo el pueblo espera que me seas infiel en cualquier oportunidad?—me giro a él dejando mis emociones hablen—. Te hice una maldita cena de bienvenida, para compensarte por lo de irme…

<<Nunca llegaste… pero debí esperarlo, ¿no? Soy tu esposa cuando te conviene y también cuando no, cena sí quieres, no me interesa. No te preocupes por mí, no es la primera noche que no ceno algo.

Me internó en la habitación sin esperar réplica y me voy a la cama, me acuesto con las emociones siendo traicioneras como muchas veces antes. Maldición. Me prometí que no haría esto, que no le daría importancia a que llegara… pero mentiría si no digo que se siente bien decirle que no estoy pintada y que… ¿a quién engaño?

No estoy teniendo nada real con Carson y… maldición, por un segundo, sólo por un maldito segundo me gustaría pensar y creer que puedo tener una vida normal sin sentirme acorralada todo el tiempo. Y que de alguna forma puedo tener algo bien con alguien que no me vea como animal para dar hijos o como…

Escucho la puerta de la recámara entre mis sollozos, me quedo donde estoy para dejar a Carson hacer lo que quiera que no tengo ganas de que me vea llorar.

Dios.

Va a pensar que soy una chillona que no resiste nada.

Se sienta en su lugar y escucho que pone algo sobre su mesa de noche, no me giro porque no puedo.

Mamá me prometió que encontraría a alguien como lo hizo ella con papá, pero creo que me mentía… no podré hacer vida nunca, soy demasiado patética para que alguien vea que hay abajo del glamour que me cubre…

—Lo siento.

—No te disculpes—mi voz se escucha cansada—. Me dijiste que no llegarías y de todos modos lo hice, no es tu obligación… un año y me voy, como es el trato. Puedes hacer lo que quieras también, no tengo problema… sí quieres estar con otra persona…  es tu decisión…

No cuento con que tome mi cuerpo y me atraiga a él para luego acomodarme en su cuerpo y dejarme en una posición que le es fácil darme de lo que hay en el plato que es lo que puso en su mesa de noche. Carson toma un poco de la cena para darme un poco de lo que preparé, abro la boca al ver qué no dará su brazo a torcer.

Me toma por sorpresa que tome una porción y la meta en su boca con la misma cuchara que me dio a mí.

—Por favor, Carson—sé bien que estoy pidiendo—, no me hagas esto… no me des razones para enamorarme.

Sueños MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora