Capítulo 18 "Mucho más que sangre"

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- ¿Todos listos? - inquiero almaire mientras ajustaba mi chaleco antibalas.

- Sí señora. - respondía Kentaro.

- Puedes decirme señor, no tengo problema.

- Sí, señor.

Kentaro es obediente, es sencillo trabajar con él, me hace las cosas fáciles.

- Agnes, situación. - pregunto por el intercomunicador, Agnes se encontraba a lo lejos en uno de los tejados.

- Ajustando posición. - respondía.

- Despeja la zona, espero el informe.

- Copiado.

Nos encontrábamos en el sótano de un edificio abandonado en un barrio peligroso, los delincuentes se creían con el derecho de cobrar multas a quienes pasaban y cerrar el paso cuando les apetecía, la policía nunca venía, así que teníamos que hacerlo nosotros.

- Tenemos 5 objetivos, tienen permiso para matar, si ven a alguien sospechoso no duden en disparar. - ordeno.

Hice señas para que el grupo se separara, sabía que el objetivo principal eran 5 personas, pero también sabía que estarían escoltadas, a nuestro favor estaba el hecho de que no saben que estamos aquí.

La niebla y la nieve se metía entre los bloques de los edificios, parecía que en el lugar había caído una bomba atómica, todo se veía abandonado, el lugar había sido tomado por la delincuencia organizada.

Escuchaba disparos a lo lejos, los muchachos empezaban a hacer su trabajo, subí por las escaleras atentan a cualquier movimiento, olor o sensación.

Escuché varios pasos en los pisos de arriba, me apresuré, ví el reflejo de alguien corriendo, un hombre, eran muy rápidos, llegué a la azotea del edificio, los tipos seguían corriendo, ¿Que tenían pensado hacer?, ¿Salta al vacío? ¿O saltar hacia el otro edificio?

No podía esperar que se escaparan, me adelante, sentía que mis pulmones iban a explotar.

Desde la azotea del edificio de enfrente me disparaban, usaba el cuerpo del sujeto caído como escudo.

- Solicito apoyo de francotirador. - anuncié por el Intercomunicador.

- En seguida.

Sentí como una bala que hacía eco en el aire e impactaba el cuerpo del otro francotirador, ya podía seguir sin que me estuvieran disparando desde arriba. Disparé a la cabeza de uno de los sujetos múltiples veces, cuando cayó en el suelo, halé con fuerza la camisa del otro haciéndolo retroceder, él se retorcía y gritaba.

Coloqué el cañón de la pistola en su cabeza y accioné, me había quedado sin munición, ¿por qué me había quedado sin balas tan rápido?, tomé la daga que me había obsequiado Kiev de mi chaleco y lo inserté en el cuello del tipo, se me pasó la mano con la fuerza y le terminé cercenando la cabeza.

Escuché unos chillidos de horror a mi derecha, giré y habían unos niños observando todo a través de una ventana tapiada con madera, los niños no deben ver estas cosas, me sentí frustrada por eso.

- Vayan a sus casas, ¡Ahora! - ordené acercándome a la ventana, los niños se escondieron.

- Capitán, todo despejado aquí abajo. - informaba Kentaro.

- De acuerdo, en camino.

Me asomé al vacío, se me revolvía el estómago, sentía que volvía al lugar de la muerte de Kiev, cerré mis ojos con fuerza y me retiré de la cornisa.

Corrí hacia las escaleras, bajé lo más rápido que pude para reagruparme.

- ¿Estás herida? - preguntaba Bianco preocupado.

Lirios Rojos赤いユリ [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora