Capítulo 11 "Verdes"

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Bajo con calma las escaleras que lleva al primer piso, percibo un aroma suave que proviene de la cocina, Agnes debe estar preparando el desayuno, posiblemente sean tostadas con omelette, me parece sencillo, pero la presentación de seguro estará de 5 estrellas, Agnes es excelente cocinera desde siempre, tiene casi más talento con la cocina que con la mira del rifle o el arco y la flecha. Me acerco a la cocina, Agnes se encuentra con un delantal lleno de harina, sirviendo los platillos de comida caliente sobre la mesa redonda de 4 puestos donde siempre desayunaba con Kiev, aunque ella es alegre y sin duda dónde ella está, hay alegría, no puedo dejar de sentirme vacía.

- ¿Cómo dormiste? - inquiere esbozando una sonrisa al tiempo que peina su espeso fleco con las manos.

- Creo que dormí demasiado. - me aproximo a la mesa y me siento, admirando todo el festín.

Sobre las encimeras de baldosas blancas de la cocina, había un desastre, cáscaras de huevos, naranjas cortadas a la mitad, harina esparcida por doquier, leche derramada, pero creo que el desastre vale la pena al ver lo que está en la mesa, pequeñas torres de panqueques suaves y humeantes con aroma a mantequilla, tostadas con mermelada, huevos revueltos, jamón, manzanas rojas, recipientes con mantequilla y crema, no sé ni por dónde empezar.

- Dormiste tres días, ya me estaba preocupando, revisaba tu respiración cada hora. - Relataba preocupada mientras masticaba un trozo demasiado grande de panqueque.

- Si, demasiado, Agnes, te vas a ahogar. - Advierto seriamente agitando las manos.

- Ven, come. - me indica con las manos.

Comí lo más despacio que pude pero el desespero podía más que yo, el zumo casi se salía por mi nariz, y engullia todas las tostadas con mermelada y crema que podía, estaba todo delicioso, la comida que me daban cuando estaba en aquel lugar, era bueno, no voy a mentir, pero esto es otro nivel.

- Yo misma hice la crema, es de mantecado y frambuesa. - reveló orgullosa la pelinegra.

- Es exquisito, parece que le agregaras drogas a la comida que haces, es como adictiva. - expresaba con comida en la boca, normalmente no soy tan maleducada, pero ni siquiera me importa.

- Oye, Anna, dime, es cierto, leí en los informes, algo de... kryokinesis, explícame. - susurró curiosa acercándose a mi cara.

- Puedo hacer cubitos de hielo para tu bebida. - se me ocurrió decir, Agnes soltó una carcajada que la hizo hacerse hacia atrás en la silla para seguir riendose.

- En serio, acercame ese vaso. - aseveré indicando con el dedo índice.

Agnes tenía toda su atención en mí, sus ojos estaban completamente abiertos, colocó ambas manos sobre su regazo y se enderezó para acercarse con la silla hasta a mí. Tomé entre mis manos la vasija de cristal que contenía el zumo de naranja, ahora sé, que la cuestión del hielo funciona de la siguiente manera, es como tener en manos un marcador, si lo apoyas, saldrá tinta, y depende de la fuerza que emplees saldrá más o menos tinta, usé esa metodología, extendí mis palmas sobre el cristal, y escuché como crujía el hielo que se formaba desde el fondo de la vasija.

- Imposible. - dejó salir de entre sus labios débilmente.

La vasija quedó completamente congelada, se sentía tan bien entre mis manos, ese ardor helado que sentía mi piel por el contacto, pero creo que fue demasiada potencia la que emplee, la vasija no soportó, y se quebró, cayendo un pedazo en mi regazo y los otros dos quedaron sostenidos por mis manos.

- Tus manos...tienen escarcha. - Agnes me informó asombrada señalando con sus manos a las mías.

En efecto, mis manos estaban cubiertas hasta la mitad del antebrazo por una fina escarcha que terminaba en algunos filos.

Lirios Rojos赤いユリ [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora