cap 19 [imagina ser amado por mi] +18

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"¿Quieres que sea gentil o rudo?" El Dios dijo con indiferencia al aturdido humano.

Le tomó un tiempo responder ya que su atención se centraba únicamente en el cuerpo frío que presionaba contra él. Pero el aliento y la lengua del dios eran cálidos. Confundió el sentido del humano. Todo fue abrumador.

"Bruto." El guerrero respondió, sabiendo la desesperación que sentiría si el Dios lo tratara con demasiado cariño.

Caería más profundamente, se arrepentiría más y anhelaría más. Sabía que no podría soportar eso toda su vida, si Dios no lo amaba.

"Está bien, pero no me rompas, no puedo dejarte morir aquí". Murmuró el Dios, mientras comenzaba a desnudarse, con los ojos enfocados en el humano distraído.

"Si eso es lo que se necesita..." dijo el guerrero, pero la idea fue rechazada por los labios del Dios. Mordiendo la réplica.

"No me rompas. ¿Entendido?" Dijo el Dios con firmeza, recibiendo un silencioso asentimiento del hombre.

"Bien."

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Las uñas romas del hombre arañaban el suelo de madera. Mientras temblaba y lloraba ante las sensaciones inusuales. La mano fría sobre su polla, contrastando con la boca caliente que la chupaba, le hizo perder la cabeza. La boca del Dios era pecaminosa, rozando deliberadamente con sus afilados dientes el pene virgen, haciendo que el guerrero se retorciera.

Sintió miedo y éxtasis al mismo tiempo. Mordiéndose la mano para evitar soltar gemidos lastimeros como una puta. La sangre caliente coloreaba sus labios y las comisuras de su boca mientras mordía con tanta fuerza que le rompía la piel.

El calor en su pene desapareció inmediatamente, cuando una mano rodeó su muñeca herida y se la sacó de la boca. Una mirada preocupada y enojada pasó por el rostro del Dios.

"¿Quieres que te rompa, pero ni siquiera pudiste soportar una pequeña burla? Si quieres que sea rudo, tienes que aceptarlo como es". Los ojos del dios se entrecerraron ante la sangrante marca de la mordedura. Mientras su mano libre, levanta con dureza la barbilla del guerrero, apretando sus mejillas con sus largos y ágiles dedos.

Le dolió, pero el guerrero lo tomó con calma.

"¡¿Lo entiendes?!" Gritó el Dios, mientras apretaba con fuerza las mejillas del guerrero una vez más.

"S-sí." El guerrero se esforzó por responder, pero decidió ser obediente.

Nunca había visto al Dios tan nervioso, controlador y tortuoso.

"Si te vuelves a lastimar, vamos a parar, ¿lo tenemos claro?" Dijo el Dios más suave, confundiendo al hombre con su tono.

Sonaría tan cruel en un momento y tan amable al siguiente.

El dragón y la novia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora