cap 22 [El vieja parte 1]

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"¡No te vayas!" Gilyoung gritó, mientras Yoosung silenciosamente intentaba mantener un frente fuerte, pero por el temblor de sus labios, estaba a punto de romperse.

"¡Bah-sombrero!" La pequeña dragoncita llamó, mientras cada una de sus manos sostenía a los otros dos niños.

Estaba amaneciendo y era casi la hora de partir. Los demás miembros del palacio se quedaron quietos, como despidiéndose en silencio. Velando por los niños.

Han Sooyoung subió las escaleras, observando desde la entrada del palacio, mientras les daba a los hermanos una última gracia de reconocimiento.

El único que faltaba era el propio Dios, que ni siquiera se molestó en mostrar su rostro por última vez.

Los ojos del guerrero escanearon las ventanas y los grandes pilares esperando al menos ver la sombra del Dios.

Muy decepcionado.

Se recompuso, negándose a sentirse devastado. Girar la cabeza hacia un lado y poner su mirada habitual fue todo lo que pudo hacer. Siguió caminando a pesar de que sentía los pies pesados ​​y su mente pesaba una tonelada con todas las lamentables esperanzas que tenía.

Pero sabía que todo fue en vano.

La niña, por otro lado, miró hacia el palacio, mientras su hermano caminaba penosamente más allá de los muros. Su visión se volvió borrosa lentamente a medida que las lágrimas brotaban, pero parpadeó, fingiendo ser fuerte, antes de seguir a su hermano fuera de la puerta.

Cuando pisaron la hierba del más allá, la puerta de madera se cerró y el sonido de la cerradura de madera se cerró en su lugar. 

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Se fueron." Murmuró Han Sooyoung, mientras el Dios se escondía detrás de uno de los postes de madera del palacio. Sentirse asustado, culpable e inseguro de cómo afrontarlos.

Llamó al santuario su "hogar", pero los expulsó al cabo de una semana. Sin mencionar cómo rechazó al guerrero humano y también lo jodió en el mismo lapso de tiempo.

Era egoísta, pero como siempre prefería fingir que el problema no existía antes que afrontarlo.

Y sólo lo afrontaría si se viera obligado a hacerlo.

Realmente era extraño cuánta confianza y poder tenía cuando se trataba de enfrentarse a los monstruos y los males del mundo, siendo en un momento el mal mismo para equilibrar el bien y el mal.

Pero cuando se trataba de sus problemas personales, era un cobarde. Preferiría encerrarse en su ilusión de una simple broma o connivencia que admitir que lo era. . . Asustado de eso. Miedo a afrontar las consecuencias de sus propias decisiones. Miedo a ser rechazado por el mundo.

El dragón y la novia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora