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Había pasado una semana desde el encuentro de Odette con Robin, pequeño John y Fray Tuck en el bosque

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Había pasado una semana desde el encuentro de Odette con Robin, pequeño John y Fray Tuck en el bosque. Una semana desde que conoció al resto de los Hombres Alegres. Y una semana desde que decidió quedarse con ellos. Y aunque al principio había desconfiado de ellos, ahora Odette acogió con agrado el cambio que los Hombres Alegres trajeron a su vida. Tenía que admitir que se sentía bien quedarse en un lugar por más de una noche. Incluso sus días como cisne eran más relajados y tranquilos ahora que no tenía que preocuparse por el peligro que pudiera estar acechando a la vuelta de la esquina.

En cambio, usó su habilidad de volar como una ventaja, tal como le había prometido a Robin que lo haría. Elevándose con frecuencia hacia el cielo, comprobaba continuamente que nadie se dirigiera hacia su campamento. Y cuando no estaba haciendo eso, Odette estaba aprendiendo lo difícil que era decirle a Roland cuando quería algo. El joven niño, incapaz de comprender el significado de la maldición de Odette, encontró una gran alegría al poder decir que estaba jugando con un cisne.

Si Robin no hubiera estado seguro de dejar que la rubia se quedara con su grupo antes, habría estado seguro cuando se despertó en su primera mañana con el grupo y encontró a Roland riéndose como si no lo hubiera visto reír en mucho tiempo mientras observó al cisne volar a su alrededor y jugar con él. Odette parecía aportar cierta luz nueva al grupo, una luz que les había faltado últimamente.

Los Hombres Alegres permanecieron en su campamento en el bosque durante toda la semana, ya que aún no habían sido descubiertos. Pero todos eran conscientes de que pronto tendrían que seguir adelante. No se habían aventurado en la aldea como grupo; sin embargo, a medida que se acercaba su partida, Much y Fray Tuck habían hecho el viaje para reponer sus suministros médicos. Afortunadamente, su viaje transcurrió bien y nadie los reconoció ni los delató a los hombres de la reina.

La noche antes de que tuvieran que recoger el campamento y partir, Odette se encontró incapaz de dormir o descansar, un sentimiento se agitaba en su interior que no le daba paz. Y así, ella permaneció despierta, sentada en el borde de su campamento y mirando el cielo nocturno, lleno de estrellas brillantes que rodeaban la luna. No le importaban las noches de insomnio tanto como a cualquier otra persona, y quería saborear tanto tiempo como humana como pudiera.

–Parece que no soy el único al que se refiere el sueño de esta noche–. Una voz sacó a Odette de sus pensamientos divagadores. Por un momento, saltó, sorprendida por el sonido repentino, pero se relajó poco después cuando sus ojos vieron a Robin sentándose en el suelo junto a ella.

–Bueno, al menos tengo una excusa para quedarme despierto, ¿y tú? ¿No deberías descansar para mañana?– Preguntó Odette con una sonrisa burlona en su rostro antes de que sus ojos volvieran a mirar al cielo.

–Tú también tienes un papel que desempeñar mañana, deberías descansar tanto como cualquiera de nosotros–, señaló Robin en tono de complicidad. Odette no pudo contener una pequeña y tranquila risa ante eso, porque él tenía algo de razón.

Swan Song - Killian Jones - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora