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Odette no quedó nada impresionada por su fallido día de vuelo

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Odette no quedó nada impresionada por su fallido día de vuelo. No había logrado ver a Gold en ningún lugar dentro de la ciudad o en los bosques circundantes. Sin embargo, dudaba que el Oscuro se estuviera moviendo por el pueblo de la misma manera que el resto ahora que la magia había regresado. Seguramente estaba utilizando nuevamente su medio de transporte habitual; vagando de un lugar a otro.

Y una parte de Odette también creía que era lo mejor. Teniendo en cuenta que su ira por su maldición se había reavivado una vez que la magia regresó a Storybrooke, una parte de ella sospechaba que podría haber perdido los estribos si se hubiera visto obligada a enfrentarlo sola. Y la única persona a la que eso le podría haber ido mal era a la propia Odette.

De esta manera, al menos estaría con David, Nieves y Emma, a quienes iba a encontrarse justo en ese momento. Y, si le preguntabas a Odette, un día infructuoso de vuelo y búsqueda era al menos mejor que quedar atrapado como una parte no deseada en ese incómodo trío.

–En serio, en aquel entonces me habría venido bien un GPS–. Murmuró para sí misma, jugueteando con su teléfono como si fuera la primera vez que lo sostenía en sus manos. Aunque había tenido todo tipo de modelos a lo largo de sus veintiocho años en Storybrooke, eran algo que Iris estaba acostumbrada, pero para Odette todavía era una maravilla.

Al levantar la vista de la pantalla por un momento, intentando mantenerse consciente de su entorno, Odette notó lo cerca que había llegado de la tienda. Y lo que fue aún más importante, notó que la familia Charming se dirigía hacia ella desde la dirección opuesta.

Fue entonces cuando guardó su teléfono, guardándolo en el bolsillo de su chaqueta mientras dejaba que sus piernas la llevaran hacia el trío que aún no la había notado. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que sus ojos la vieran cuando se detuvieron a solo unos metros de la tienda, evidentemente eligieron esperarla antes de entrar.

–¡Oh, finalmente!– Exclamó Nieves en tono feliz, echando a correr ligeramente mientras se acercaba a su amiga rubia, rodeando a Odette con sus brazos una vez que estuvo frente a ella. La mujer soltó una pequeña risa mientras le devolvía el abrazo.

–Qué bueno verte también Nieves–. Odette dijo que saber que la emoción de la mujer de cabello oscuro debe provenir del hecho de que cuando la maldición se rompió por primera vez, no tuvieron oportunidad de reunirse adecuadamente antes de que la magia regresara. Y ella misma estaba feliz de volver a ser la misma de siempre, poder interactuar con las personas que la rodeaban y tener una reunión adecuada. Al pensar en eso, sus ojos se volvieron hacia Emma mientras ella y Nieves se separaban. –Y a ti también, Emma.

Odette no quería abrumar a la rubia, que ya tenía suficiente con qué lidiar, al adoptar el modo de madrina emplumada. Ya habría tiempo para vincularse y conocerse más tarde. Odette pudo comprender al instante la necesidad de Nieves de hacerlo. Después de todo, ella era la madre de Emma. Pero Odette podía esperar y dejar que la rubia se adaptara a todo a su propio ritmo. Tuvieron tiempo. Y cuestiones más apremiantes que abordar en este momento.

Swan Song - Killian Jones - TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora