Cuanto más se adentraba en el bosque junto con sus hombres, más se preguntaba Odette si estaba cometiendo un error. Hasta el momento, los tres parecían buenos hombres, pero como Robin había mencionado, había más hacia dónde se dirigían. Extraños y personas sobre las que aún no había tenido oportunidad de tomar una decisión.
La incertidumbre en su mente la hizo seguirlos desde más atrás. Con los tres adelante, consumidos por la conversación sobre cómo preparar la comida que habían encontrado, ella tendría un breve segundo para hacer su evaluación cuando llegaran al campamento. Si le parecía un riesgo demasiado grande, si algo la hacía sospechar que Robin había mentido para llegar allí, daba media vuelta y echaba a correr.
Sólo esperaba tener la oportunidad de hacerlo. A Odette no le pasó desapercibida la forma en que el líder de los Hombres Alegres giraba frecuentemente la cabeza, sólo un poco, mirándola por el rabillo del ojo. Eso la hizo aún más cautelosa considerando que no tenía forma de saber que Robin no lo estaba haciendo con malicia. Simplemente estaba comprobando si ella todavía estaba con ellos o si había desaparecido, al notar la falta de confianza.
–¡Papá!– La voz de un niño de repente resonó en el aire. Los ojos de Odette se alejaron de la figura de Robin y se dirigieron al frente de su grupo, notando que un poco más adelante, ya se había encendido un fuego mientras algunos de los Hombres Alegres trabajaban en armar sus tiendas de campaña en el área apartada del bosque.
Un niño pequeño, de no más de cinco años, corrió hacia el grupo de cuatro, con una gran sonrisa iluminando su rostro mientras su cabello saltaba arriba y abajo sobre su frente mientras corría hacia los brazos de su padre. Algo para lo que Robin estaba más que preparado, levantándolo como si estuviera volando por el aire antes de que finalmente descansará contra el pecho de su padre, con los brazos alrededor del cuello de Robin. La suave escena alivió un poco las preocupaciones de Odette. Nadie haría algo terrible o cruel delante de un niño tan pequeño, ¿verdad?
–¿Quién es ella?– La reacción del hijo de Robin alertó al resto de los Hombres Alegres sobre el regreso de su grupo de caza. Y mientras algunos se reunían, observando felizmente la pesca del día presentada por el pequeño John, no pasó mucho tiempo antes de que notaran la presencia de un extraño entre ellos.
–Ella es Iris, nos conocimos en el bosque–. Robin habló rápidamente, la sonrisa permaneció en su rostro mientras se giraba para indicarle a la rubia que avanzara para poder hacer las presentaciones adecuadas. –Iris, estos son el resto de mis Hombres Alegres: Arthur, Gilbert, Reynold y Much. Y este es mi hijo, Roland–. Robin presentó al grupo que estaba frente a ellos. Odette hizo un esfuerzo por memorizar las caras y los nombres que los acompañaban mientras Robin hablaba.
Odette envió a cada hombre una pequeña sonrisa, pero permaneció en silencio hasta que llegaron al final. Tenía motivos para desconfiar de los hombres, pero Odette no encontraba motivos para ser reservada con Roland. No cuando él miró en su dirección y le envió un pequeño saludo, sus ojos mirándola con curiosidad. Su sonrisa se amplió un poco cuando le devolvió el saludo.
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Swan Song - Killian Jones - TRADUCCIÓN
Fiksi PenggemarUn cisne es visto como muchas cosas: hermoso, puro, elegante... Pero a los ojos de Odette, un cisne es algo muy diferente. Un cisne es una maldición, una que ella misma debe sufrir cada día. Y aunque las historias dicen que todas las maldiciones se...