Capítulo 5

84 13 5
                                    

La noche envolvía la habitación en una suave oscuridad, solo interrumpida por la tenue luz de la luna que se colaba por la ventana entreabierta. Danielle, recostada en la cama, no podía conciliar el sueño. Sus sentimientos fluctuaban entre la ternura de tener a Haerin dormida entre sus brazos y la ansiedad que le provocaba la proximidad de la mañana.

El suave susurro del viento exterior acariciaba las cortinas, y el tic tac del reloj de pared se convertía en un recordatorio constante del tiempo que parecía avanzar más lento de lo habitual. Danielle, con suavidad para no despertar a Haerin, desvió la mirada hacia el rostro sereno de su amiga, que yacía plácidamente dormida.

Los nervios revoloteaban en su estómago, como mariposas inquietas. La presencia de Haerin a su lado despertaba en Danielle emociones que no estaba segura de cómo abordar. Cerró los ojos, tratando de encontrar la calma en medio de la agitación interna, pero la proximidad de Haerin hacía que su corazón latiera con fuerza, resonando en el silencio de la habitación.

Al amanecer, los primeros rayos de sol pintaban el cielo con tonos cálidos, anunciando un nuevo día lleno de posibilidades. Sin embargo, la expresión soñolienta y adorable de Danielle al despertar contradecía la serenidad del nuevo amanecer. Sus ojos, ligeramente hinchados y rodeados de sombras oscuras, revelaban las horas de insomnio que había enfrentado.

Kang Haerin, al notar la apariencia somnolienta de su amiga, no pudo contener una risa tierna. La escena de Danielle pareciendo un panda, con su cabello alborotado y ojeras marcadas, le pareció entrañable. Mientras Danielle se estiraba con pesadez, Haerin sonrió, sintiendo que el corazón le latía de manera acelerada.

Aunque Danielle intentó disimular su cansancio, Haerin notó la lucha interna en sus ojos. La conexión entre ambas parecía intensificarse, y Haerin se preguntaba si Danielle también sentía el latir acelerado de sus propias emociones.

El día transcurrió entre las complejidades de una relación marcada por la presencia persistente de Nishimura Riki. Danielle navegaba por la dualidad de emociones, tratando de comprender qué tenía ese chico que ella no poseía. En el trasfondo de su mente, la respuesta se revelaba: no era un capullo.

Cada interacción con Haerin generaba un torbellino de emociones en el corazón de Danielle. Cada toque, cada gesto, avivaba el latir de su corazón de manera acelerada. La conexión entre ellas parecía envolverlas en una atmósfera cargada, tejiendo la trama de una historia compleja.

Sin embargo, la sombra posesiva de Riki proyectaba su presencia en cada rincón del día. Danielle, a pesar de sus esfuerzos, no podía evitar sentir la mirada intensa del chico, una mirada que gritaba posesión y competencia. Cuando Haerin le tomaba la mano a Danielle, o simplemente compartían un gesto de afecto, Riki se acercaba de manera posesiva, su mirada desafiante como si dijera "yo gano".

La tensión entre los tres se palpaba en el aire, como una melodía discordante que amenazaba con romper la armonía frágil de las emociones. Danielle, en su lucha interna, deseaba que Haerin percibiera la toxicidad de la relación con Riki, pero también temía la posibilidad de perderla ante la atracción magnética que ejercía el chico sobre ella.

La jornada había sido marcada por las interacciones de Haerin con Riki, cada gesto y mirada resonando como un eco de inquietud en el corazón de la azabache.

Después de una de esas interacciones, Danielle no pudo contener más sus emociones. La frustración, la impotencia y el amor reprimido se manifestaban en sus ojos oscuros. En un acto impulsivo, tomó la muñeca de Haerin, sorprendiéndola con la firmeza de su agarre. Los ojos de Kang reflejaban desconcierto, pero antes de que pudiera articular palabra, Danielle, con una intensidad apasionada, le susurró: "No puedo más, al carajo todo".

La declaración resonó en el aire como un mantra que flotaba entre ellas. En ese momento, el destino de ambas parecía vibrar en la cuerda tensa de las emociones reprimidas. Danielle, impulsada por la urgencia de sus sentimientos, se inclinó hacia Haerin, tomando sus labios en un beso lento pero profundo.

El mundo pareció detenerse en ese instante. Haerin, inicialmente sorprendida, se dejó llevar por la intensidad del beso. Sus brazos se elevaron instintivamente, enredándose en el cuello de Danielle, como si aquel gesto fuera un anclaje en medio de la tormenta emocional.

El beso fue la expresión apasionada de los sentimientos que Danielle había guardado durante tanto tiempo. Cada roce de labios narraba una historia de amor reprimido y deseos liberados. La conexión entre ellas se intensificó, como si el universo conspirara para revelar la verdad latente en sus corazones.

Cuando se separaron, los ojos de Danielle buscaban respuestas en los de Haerin. La sorpresa inicial había cedido espacio a una complicidad compartida. La respiración agitada y los latidos acelerados resonaban como el eco de un secreto recién revelado.

—Danielle... —murmuró Haerin, con una chispa de entendimiento en sus ojos.

Danielle la tomó de la cintura, acercándola aún más a su cuerpo y dijo: "No puedo ocultar lo que siento por más tiempo. No quiero luchar contra esto."

𝐁𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 || CandyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora