Capítulo 11

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El día se desplegó ante ellas, un lienzo de posibilidades y emociones latentes que esperaban ser exploradas. Danielle, inmersa en un torbellino de sentimientos, contemplaba el amanecer con una mezcla de ansiedad y determinación. Aunque Haerin no era oficialmente su novia, ambas compartían un entendimiento profundo que iba más allá de las palabras.

La razón por la cual Haerin aún no se liberaba de la relación con Ni-Ki permanecía como un misterio que carcomía los pensamientos de Danielle. Ver a Haerin junto a él, ignorante del desprecio que Ni-Ki le ofrecía, generaba en Danielle una incomodidad palpable. Era evidente en su rostro, en sus gestos, en cada rincón de su expresión: Danielle estaba enamorada, y la situación actual era como un aguijón en su corazón.

Haerin, por otro lado, comprendía más de lo que Danielle creía. Sabía que Ni-Ki no la amaba sinceramente, sino que la utilizaba como un accesorio para alimentar su propio ego. Pero, sumida en la telaraña de una relación tóxica, Haerin se aferraba a la ilusión, incapaz de liberarse por completo.

La rutina cotidiana las llevó a una nueva jornada escolar. Ni-Ki, una vez más, desapareció con sus amigos y varias chicas para celebrar, dejando a Haerin sola con Danielle. Un vínculo de amistad, enredado con emociones más profundas, las conectaba en ese momento de soledad compartida.

Al día siguiente, una presencia adicional alteró la dinámica. Kang Haerin, la amiga australiana de Haerin, se unió al trío. Sin embargo, la atención de Ni-Ki seguía siendo un tema recurrente. Kang y Haerin olvidaron sus corbatas, y cuando Ni-Ki se despidió para entrar a la escuela, las tres quedaron momentáneamente a solas.

Danielle, decidida a romper con la monotonía y quizás con las cadenas emocionales que las ataban, retiró su corbata y se la entregó a Kang. La chica agradeció y se dirigió hacia el interior del edificio. En ese momento, Haerin, con la mirada perdida y la tristeza reflejada en sus ojos, mantuvo un silencio que Danielle no pudo ignorar.

La pelinegra, en un gesto de complicidad y apoyo, ajustó su uniforme de manera informal, adoptando una imagen que la hacía sentir más auténtica. Tomó la mano de Haerin, y juntas se colaron en la institución. Haerin no podía dejar de mirar a Danielle, preguntándose por qué esa aparente rebeldía le sentaba tan bien. La conexión entre ellas se intensificaba, tejida con cada gesto y mirada compartida.

En el aula, la complicidad entre Danielle y Haerin se traducía en un lenguaje silencioso. Las miradas eran mensajes que hablaban de entendimiento mutuo, de una conexión que trascendía las barreras del lenguaje. La presencia de Danielle actuaba como un bálsamo para Haerin, una luz en medio de la oscuridad que representaba su relación con Ni-Ki.

La cotidianidad siguió su curso, pero la certeza de que algo debía cambiar flotaba en el aire. Haerin y Danielle, atrapadas en un torbellino emocional, necesitaban encontrar una manera de liberarse de las cadenas que las mantenían enredadas en sus propias emociones.

Una tarde, mientras compartían un momento a solas en el patio de la escuela, Danielle rompió el silencio.

— Haerin, ¿alguna vez has pensado en lo que realmente quieres?

Haerin desvió la mirada por un momento antes de responder con sinceridad.

— Lo he pensado, Danielle. Pero... estoy atrapada, no sé cómo salir de esto.

Danielle, con determinación en sus ojos, tomó las manos de Haerin.

— No puedes seguir así, Haerin. Mírate, mereces algo mejor. Alguien que te ame de verdad.

Las lágrimas asomaron en los ojos de Haerin mientras luchaba con sus propias emociones.

— Tienes razón, Danielle. Pero, ¿y si no merezco algo mejor?

Danielle suspiró, comprendiendo la complejidad de la situación.

— Claro que mereces algo mejor, Haerin. Y mereces ser feliz. Pero eso solo sucederá si te permites liberarte de las cadenas que te atan a algo que no te hace bien.

Ambas se sumieron en un silencio cargado de reflexión. Las emociones se desbordaban, y el futuro se extendía ante ellas, lleno de incertidumbre pero también de posibilidad. Haerin y Danielle, unidas por la complicidad y la amistad, se enfrentaban a la encrucijada de sus propios corazones, listas para desentrañar los nudos que las mantenían prisioneras de un amor no correspondido.

𝐁𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 || CandyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora