Personas que matan a las arañas

744 73 20
                                    

Olivia:

Mientras caminaba por las calles de Madrid, pensé que había sido una buena idea dejar que Kate se fuera con Iván. Es decir, amaba a Kate, pero a veces era demasiado arrasadora en comparación a lo que yo era, a como yo actuaba.

Kate era como un torbellino, era un huracán que arrastraba a todos y todo junto con ella, no hacía preguntas, simplemente te obligaba a saltar del precipicio sin que te hubieras fijado antes si había algo que podría detenerte.

La adoraba por ser quien era, pero a veces nuestras personalidades chocaban.

Yo podría compararme con una brisa en un día de calor arrollador, esa que las personas esperan para tener un poco de expectativa sobre el cambio del clima, pero lo cierto es que no cambia nada, si es que acaso, el calor se mantiene o aumenta y eso, a nadie le gusta.

Pero eso es lo que era, me gustara o no yo tenía que estar cien por ciento segura antes de hacer algo, contemplar el pasado, presente y futuro, tener un plan de acción, tener una lista de pros y contras... Aunque eso había cambiado anoche.

Las palabras de Kate sobre el hecho de que tenía que cagarla por una vez en mi vida no habían dejado de resonar como ecos en mi cabeza, y estaba segura, de que todo eso pasaba porque era verdad.

Yo era una niña perfecta y no porque tuviera el ego alto, es lo que todos me decían justo después de conocerme. Lo que se esperaba de mí es que siguiera las reglas y me comportara de la manera en la que la mayoría de las personas coincidirían en "lo socialmente correcto". Hasta hace unas horas no me había molestado, me gustaba ser así, no había sorpresas, no había actos impredecibles, no había... Nada.

Fue quizás, la nada, lo que me impulsó a beberme las copas sin haber cenado, a bailar sin preocuparme por quién tenía los ojos puestos en mí y a besar a Axel anoche.

La nada me molestaba.

Mucho más de lo que lo hacía antes.



Axel:

Dejé el móvil en la mesita de noche que estaba al lado de mi cama. Me froté los ojos deseando que el momento de anoche no hubiera ocurrido, lamentando y a la vez deseando ese beso.

Si es que eso tenía algún tipo de sentido, quizás sí, quizás no. Justo ahora no podía saberlo, no tenía tiempo para pensarlo, pero no podía hacer otra cosa que no fuera llamarla, tenía que hablar con Olivia porque si a ella le había caído mal la manera en la que las cosas se habían desarrollado entre nosotros, cuando se diera cuenta de quién era podría aprovecharse de la situación.

Ya lo habían intentado otras chicas antes, esta vez no podría ser diferente.

Me levanté de la cama y me puse una camiseta antes de presionar a llamar en el móvil. No se me pasó por alto el salto que dio mi estómago cuando dijo:

—¿Hola?

—Hola, Olivia—dije y no supe bien por qué, pero comencé a caminar por mi habitación—. Soy Axel, el de...

—Sí, sé quién eres, te registraste en mi móvil, ¿lo recuerdas?—respondió con un tono tranquilo, aunque por sus respiraciones, supuse que estaba caminando.

—Lo olvidé—respondí—. Bueno, solo te llamaba para saber cómo estabas, así que, ¿estás bien?

Tardó un poco en contestar.

—Estoy bien—pausa—. ¿y tú?

—Sí, yo también estoy bien...—todo estaba resultando mucho más incómodo de lo que había pensado, pero yo había llamado por un motivo, así que fuí directo al grano de todo este asunto y lo solté—: ¿Podemos vernos?

IT'S JUST A LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora