Naraku es un ser despiadado y cruel pero extremadamente inteligente, aquél ser había devastado los pueblos enteros que se encontraban cerca de un castillo.
Un castillo que prontamente conquistó acabando con los guardias ,sirvientes y nobles, dejando...
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"Nuevo día, nuevos pensamientos, nuevas esperanzas y nuevas oportunidades".
—Lailah Gifty Akita—
Naraku se olvido por un momento de la perla de Shikon y de que el era un yokai, se centro solo en su amada mujer, las puertas del gran palacio dejaron ver a la pareja, Naraku sostenía su mano mientras caminaban entre la multitud con tranquilidad, Xue estaba muy feliz, es la primera vez que salía a un festival, todo estaba lleno de colores y aromas, los humanos inclinaron sus cabezas recibiendo a su señor y su bella esposa.
Naraku miro a su Xue, era como una niña tan fascinada por él festival, siempre fue así, incluso en su vida anterior, antes su vida fue muy difícil, no podía comprar una linterna de papel para ella, siendo niños soñaban con muchas cosas, Onigumo soñó que cuando fuera un adulto las cosas mejorarían para ellos, soñó en hacerla feliz.
Pero cuando creció se dio cuenta que la vida no era tan sencilla como creía, Rui crecía rápidamente, muy pronto comenzó a florecer hasta convertirse en una bella flor, entonces comenzaron a llegar propuestas de matrimonio para Rui, el jefe de la aldea propuso casarla con su hijo mayor con la promesa de que Rui viviría una buena vida, la abuela se negó a entregarla, seria injusto casarla sin preguntarle.
Pero en una época como esa seria difícil escapar de un matrimonio, los ojos de los hombres jóvenes codiciaban a hermosa Rui hasta a él punto de perseguirla e intentar persuadirla, comenzaron a enviarle algunas flores y frutos, esperando a que fueran correspondidos por la amable Rui , pues conforme crecía su cuerpo comenzaba a sufrir notorios cambios, su pecho creció un poco más, y sus caderas se ensancharon, Rui corría a los brazos de su hermano onigumo.
"Hermano no quiero casarme, solo quiero estar contigo y la abuela, ellos siguen molestándome"
Onigumo la abrazo, sabía que todo era difícil, esos infelices no paran de acosarla.
"No te preocupes, no dejare que te molesten, yo voy a cuidar de ti, si no quieres casarte esta bien "
Pero la esposa del jefe de la aldea no estaba contenta que su hijo fuera rechazado, una joven como Rui y Onigumo no tenían el derecho a opinar en temas de adultos, los matrimonios solo podían ser concertados por los padres y los abuelos, ella misma fue con la abuela y con onigumo.
"Como pueden dejar pasar esta oportunidad, dejaran que se pudra sola, sin un marido, y sin dar a luz un hijo"
"Si ella esta bien con eso, respeto su decisión" Dijo la abuela.
"Ya alcanzo la mayoría de edad, tiene dieciséis años"
"No es asunto suyo si ella quiere o no casarse" Onigumo ya estaba cansándose de la fastidiosa mujer.
"Bien, hagan lo que quieran, un día se darán cuenta que el matrimonio es lo mujer para una muchacha como ella"
Meses después el hijo del jefe de la aldea se caso con otra señorita, Rui pensó que al fin la dejarían tranquila, Onigumo decidió mantenerla cerca de él para cuidar de ella, la acompañaba al rio para que tomara un baño, desde que el cuerpo de Rui cambio ya no se bañaban juntos, solo le daba la espalda mientras esperaba que terminara de asearse.
Cuando la abuela murió las cosas se complicaron, esas personas aun tenían en la mira a su bella hermana, para escapar del matrimonio Rui se convirtió en una sacerdotisa, se fue de su lado por dos años para iniciar su entrenamiento, su hermana demostró ser alguien fuerte, la primera vez que la vio enfrentarse pensó que era imposible acabar con ese terrible Yokai, pero ella lo partió a la mitad con una Katana con facilidad, era buena con la medicina, incluso en la cacería al usar el arco, se sintió como un inútil al ver lo grandiosa que era.
Sentía que su corazón se aceleraba al verla, se negó a tener esos extraños sentimientos porque se sentía indigno de ella, no había mucho que ofrecerle a una bella mujer como esa, se sintió celoso cuando un joven terrateniente visito la aldea en busca de la sacerdotisa que salvo su vida, él joven mostro su adoración por ella, trajo con él hermosos kimonos y regalos para Rui, confeso su amor y le pidió que se convirtiera en su esposa.
" He ansiado ver a mi salvadora, se que me estoy precipitando, pero no podía esperar a verte, se mi esposa, te amare y te daré todo de mi"
"Eres muy amable, pero no puedo aceptarte, solo hice mi trabajo, soy muy feliz aquí en la aldea con mi hermano"
El corazón de Onigumo reacciono al escuchar que solo le importaba estar con él, Rui no se iría con aquel hombre, su corazón que aunque no quisiera admitirlo amaba a esa mujer, la deseaba, había soñado con ella como mujer no como una hermana, porque no lo eran, no había sangre que los uniera como hermanos.
Le hubiera gustado que todo lo que le estaba dando en este momento se hubiera podido dar en su vida pasada.
"Esposo, mira hay muchas linternas de papel"
Señalo Xue el pequeño puesto sacándolo de sus recuerdos pasados, el sonrió suavemente comprando uno para ella, Xue siempre quiso una, en su nación eran conocidas como las linternas del deseo.
"Pide un deseo, yo tambien pediré uno" Dijo Xue.
Ambos tomaron la linterna en sus manos para después dejarla flotar en el aire, ella creía que una simple linterna de papel podría conceder deseos, Naraku no creía en algo como eso, pero decidió hacerle caso, su único deseo es estar con ella para siempre.
Entre la multitud se encontraban Inuyasha y sus amigos disfrutando del festival, Xue los había invitado al festival, y despues a el banquete de celebración en él palacio, Rin no pudo evitar mirar a la princesa sonreír al hombre que tenia frente a él, eran como los cuentos que Kagome le contaba.
