Jeon JungKook, un CEO multimillonario. Kim TaeHyung, un mesero y bailarín en un bar de Chicago. Nadie predijo que su encuentro causaría muchos cambios y que muchos serían buenos y otros no tanto.
↬ Kook top, Tae bottom.
↬ Romance, smut, fluff, hu...
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JungKook miró la parrilla donde había todo tipo de carne y hamburguesas a pedido de BeomGyu. Veía a sus bebés corriendo en el patio y cuando escuchó el grito de TaeHyung fue que supo que eso que hacían sus bebés estaba mal.
BeomGyu miró a su padre y luego miró a sus hermanos todos sucios y empapados, haciendo que corriese dentro de la casa y se escondiera, al menos hasta que comiencen a llegar los invitados.
Era el tercer cumpleaños de los mellizos y ellos tuvieron la idea de hacer una barbacoa en su jardín trasero e invitar a las personas más allegadas a ellos.
TaeHyung ya había duchado y vestido a sus hijos mientras él se encargaba de decorar los últimos pastelillos. El día estaba hermoso, había sol y no hacía calor, era un día primaveral. No tenía ganas de quedarse dentro.
Miró a JungKook que mordía sus labios para no reír y eso lo enfureció más.
RyuJin y SeungMin bajaron sus cabecitas, sabiendo que correr por el jardín mojado y ensuciarse con un poco de barro, no estuvo bien.
― JungKook, ¿puedes encargarte, por favor? ― preguntó TaeHyung exasperado mirando a su esposo.
― Sí, tranquilo, cariño ― dijo dulcemente tratando de aliviar el ambiente, pero no tuvo caso cuando TaeHyung rodó los ojos y volvió a entrar a la casa.
Cuando TaeHyung entró a la casa, JungKook volteó la cabeza mirando a los mellizos.
― Sé que quieren divertirse, peques, pero ¿no pudieron al menos esperar a que llegaran los invitados? Su padre los matará.
Tomó a ambos de las manitas y los hizo entrar, para luego subir a la habitación de ambos.
― Papito, no quisimos hacer enojar a papá. Solo queríamos jugar ― dijo SeungMin quitándose su remera de autos.
― ¡Sí, papito! ¡Lo sentimos! ― dijo la pequeña RyuJin.
― No se preocupen, hoy es su cumpleaños y papá no estará enfadado con ustedes, pero procuren ensuciarse y eso cuando lleguen todos, ¿sí?
Ambos niños asintieron y rieron cuando su papito les dio un besito en la nariz.
TaeHyung, por otro lado, cuando vio llegar a YeonJun se calmó en demasía. Terminó de decorar los panecillos y algunos bocadillos. Su trabajo ya estaba hecho, ahora faltaba que llegaran todos y que a JungKook no se le quemara la carne.
Se acercó a su hermano quien cargaba con los regalos mientras SooBin jugaba rápidamente a la pelota con BeomGyu.
― Deja que te ayude ― dijo dejándolos en una mesa ― ¿Y? ¿Ya le dijiste?
YeonJun asintió ― Sí, y no sabes lo hermosa que es la casa, Tae. Lo mejor que he visto en mi vida, la semana que viene nos mudaremos.
― Sí, lo sé. JungKook lo acompañó y me enseñó fotografías. Pero ¿y el bebé?