She's here

192 31 15
                                    

Aquella mañana Alastor despertó con una sensación ominosa sobre su cabeza, helando sus huesos y retorciendo sus entrañas, pero ya lo esperaba, compuso una sonrisa confiada y amplia en su rostro y se tomó el tiempo de darse un baño relajante entre sales de baño con aroma a lavanda y vainilla, entre la espuma y el agua navegaba a flote el pequeño patito de hule, hundió a medias su cabeza de tal modo que sus ojos quedaban al raz de la capa impermeable del agua, con su dedo empujó al pequeño pato y lo vio moverse recto con aquel impulso, se hundió completamente en el agua, había estado esperando todo este tiempo que se presentara, y cada fibra de su cuerpo le decía que ese era el día, pero aun tenia tiempo, y arreglaria los últimos detalles antes de caer o triunfar en esta puesta en escena.

Grito bajo el agua apretando los ojos y llevando las manos a su cuello, no había nada que pudiera decir para prevenirlos, pero si había dejado mucho hecho para ayudarlos, aun si su boca estaba incapacitada para decir aquello que deseaba, aun con eso seguía siendo una situación frustrante y desesperada.

Se elevo sentandose en la bañera erguido y se paso las manos por el cabello echando las orejas hacia atras para escurrirse el exceso de agua y acomodar un poco su cabello humedo, suspiro y saco el tapon de la bañera para vaciarla, se puso en pie abriendo la regadera para enjuagarse, una vez cerrada la regadera tomo la toalla de la silla al costado de esta, se seco concienzudamente y se enrollo la tolla en la cadera, yendo a su armario para escoger el traje adecuado, el frac negro con alzados en rojo vino le parecio adecuado, la camisa rojo sangre con el vévé de Legba en el pecho de un color negro y dorado, apoyo su mano en aquel simbolo, mirandolo fijamente.

*Guarda la puerta de mi alma* pensó antes de dejar las prendas en la cama para tomar del buró una talquera de perilla, presiono la perilla dejando que el talco perfumado se espolvorear por sobre su rostro y cuello, bajo para perfumar su pecho y axilas, haciendo lo mismo con la entrepierna, asintió dejando su talquera en su lugar, y comenzó a vestirse con mucha ceremonia.

*El fin del mundo como lo conozco no es excusa para una apariencia poco presentable* Se terminó de vestir acomodando su corbatin y del cajón tomó una cajita de terciopelo al abrirla en su interior descansaban un par de gemelos eran un forjado en oro y circonita del vévé de Marasa, la dualidad del bien y el mal, coloco los gemelos en sus mangas y sonrió mirándolos pasando con reverencia sus dedos por aquel símbolo, cerró la caja y la devolvió al cajón sacando un frasco pequeño de aceite perfumado con cedro, en su dedo tomo un poco colocando tras su cuello cerca de la escuadra de la mandíbula en ambos lados, otro toque igual en sus muñecas y otro más en las solapas de su traje, asintió, estaba listo, acomodo todo y se asomó a la bañera para recuperar al pequeño pato de hule lo seco con la toalla y lo acomodo al lado del teléfono.

-Que comience el espectáculo- susurro con una sonrisa y se dirigió a la cocina donde seguramente todos esperaban, al llegar encontró a Lucifer junto con Naamá haciendo el desayuno, aquel ángel le recordaba tanto a la reina y... negó, la platinada miró sobre su hombro encontrando a Alastor de pie en el umbral sin entrar del todo, le sonrió.

-Adelante belleza, es absolutamente reconfortante verte, es decir tienes toda ese aura de peligro y demás pero verte me encanta, no se por qué- encogió los hombros mientras dejaba en la mesa donde todos ya esperaban un enorme platón con waffles y otro con tocino.

-Alastoooor, ven siéntate con nosotros- llamo Charlie señalando un lugar vacío, el sonrió con cariño hacia ella y se sentó mirando a su costado a Niffty teniendo una lucha de pie en su silla tratando de alcanzar el jugo, él la tomo por la cintura y la alzó para que alcanzara por sí misma la jarra.

-Graciaaaas- se rió la pequeña cíclope tras ser recolocada sobre su silla se sirvió jugo y le tendió la jarra a Alastor, el demonio ciervo negó dejando la jarra en un espacio vacío, se puso de pie y fue a la alacena para buscar su taza, al volver se sirvió café, tranquilamente le dio un trago sintiendo el ardor pasar por su boca y garganta, eso lo ayudará a mantener la calma, se sintió observado, sus ojos toparon con Cherry la cíclope sonrió y le arrojó un beso, él rodó los ojos pero sonrió tras su taza, dando otro trago de café, pero no era ella, al parecer más de uno le observaba con insistencia aquella mañana.

Dream A Little Dream Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora