♥03♥

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La idea de ir comprando las cosas básicas para el bebé emocionó muchísimo a los futuros padres, por lo que ahora se encontraban en uno de los pasillos escogiendo una mantita para el cachorro sin poder llegar a un acuerdo del estampado de la misma.

Entre sonrisitas y tiernos ronroneos Minghao revisaba junto al padre de su criatura una manta color lila hasta que sintió un par de ojos sobre él. Volteó a la izquierda notando a lo lejos una chica a la que conocía muy bien, una persona a la que preferiría no haber visto jamás.

Zhang Miaoyi, la beta con la que Jun se había besado en muchas ocasiones mientras filmaba aquel estúpido drama que acabó (no del todo) su relación de cuatro años. La castaña apresuró su paso con la intención de acercarse a saludar "tan cínica", pensó el menor. y Minghao actuó como cualquier omega celoso haría: alzó los brazos al cuello del más alto, dejándole el costado de su cuello cerca de los labios mientras que el otro correspondió confundido con sus manos alrededor de la cintura ajena.

Cuando se separó un poco, Xu le hizo ojitos antes de hablarle peligrosamente cerca de los labios al alfa mientras sus narices se rozaban. Utilizando un tono mimado que jamás le había escuchado fuera del departamento que compartían:

- Alfa... compremos muchas cosas hermosas para nuestro cachorro –acto seguido tomó las manos a sus costados para ponerlas sobre su vientre.

Para Jun en ese momento no existía absolutamente más nada que su omega y cachorro frente a él, sonrió lentamente acariciando con cariño aquel vientre abultado del omega sin dejar de mirarlo con adoración. Amaba cuando se conseguía con "el verdadero Minghao" como le había bautizado a esa fase dulce del otro. Se acercó para darle un sonoro beso en la mejilla y terminar con un beso esquimal mientras ambos reían bajito; obviamente el ego del pelinegro estaba por los cielos ya que había conseguido la atención del alfa totalmente para él.

Haciendo que la actriz retrocediera en su impulso de saludar cuando vio la escena de familia feliz a lo que solo dio media vuelta para no interrumpir.

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Devolver a Minghao a la casa donde habitaba fue un verdadero reto, el gestante se mareaba en cada esquina por la que pasaban en el auto, y le daban unos cambios brutales de temperatura que tenían a Wen al borde de un colapso nervioso entre las quejas de calor con las ventanas abajo y las de frío cuando el rubio encendía el aire.

Una vez en la comodidad de su sala, Hao disfrutaba de un refrescante vaso de jugo de manzana mientras charlaba con el pequeño Chan que había ido a visitarlo. Jun se encargó de organizar todas las compras y cuando ya no había pendientes se acercó a los omegas para despedirse:

- Debo ir a casa. Dejé unos documentos sin revisar y esperan mi respuesta para hoy, mi agente dice que debo revisar el contrato con detenimiento –comentó mientras alzaba la manga izquierda de su franela revelando el reloj donde marcaban las cinco de la tarde- Cualquier cosa llámame, Hao, ¿sí? –terminó la pregunta dejándole un beso en la frente para luego acariciar la pancita con su diestra- Hasta pronto, bebé de papá –susurró con dulzura.

- Chan sonrió enternecido por la bonita actitud de su hyung y luego volvió a enfocarse en el pelinegro quién ya tenía los ojos acuosos- Los cuidas a ambos –se despidió del otro estrechándole su mano- Adiós Dino...

- N-n-no quiero que te vayas –soltó en tono quebrado- tu hija te extraña mucho en las noches. Alfa, por favor... P-p-p-por favor... No te vayas –suplicó haciendo que su aroma se volviera empalagosa tratando de atrapar la atención del otro.

- Wen suspiró y se regresó a donde se encontraba sentado el menor y apretandolo a su pecho- Entonces ven conmigo. No puedo escapar de mi trabajo.

Cuando Minghao asintió tiernamente, Chan aprovechó para ponerse de pie y retirarse un poco antes de lo previsto:

- Aprovecharé entonces de ir a casa de Hansol –informó- Nos veremos pronto. Espero les rinda la tarde y Jun hyung –continuó cuando el rubio volteó a verlo- cuide mucho de Minghao hyung y del cachorrito.

Le sonrió al más alto y cuando recibió una sonrisa de vuelta comprendió que debía irse. Cuando quedaron nuevamente solos, el pelinegro se puso de pie solo para restregar su rostro en el pecho ajeno y suspirar con alivio.

- Vamos Haohao... Recojamos lo que necesites ¿Si?

Xu asintió cortamente y lo tomó de la mano para llevarlo a rastras hasta su habitación. En un pequeño bolso recogieron ropa que parecía para varios días pero el rubio no objetó nada, solo doblaba lo que el menor le entregaba hasta que el bolso marrón de cuero estuvo bastante lleno. Minghao le sonrió mientras le guindaba el bolso al mayor y tomaba su mano, entrelazando los dedos para irse con él a aquel sitio que tanto extrañaba.

Perdóname, HaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora