♥08♥

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Luego de haber tomado un baño, Minghao se vistió de forma cómoda (él definía como cómoda una franela de su alfa que le quedaba dos tallas más grandes) y se metió en la cama listo para dormir. El colchón era suave y espacioso.

Ronroneó al aspirar el especiado aroma del rubio sobre este, por lo que cerró sus ojos en total confianza dispuesto a dormir en total armonía... Esperaba que Jun se desocupara con rapidez de la reunión con su agente para que fuera a abrazarlo pronto.

No sabía si habían pasado dos horas o más, quizás ya estaba amaneciendo. Minghao estaba demasiado adormilado como para poder abrir del todo sus ojos, se volteó a media cuando sintió los fuertes brazos del alfa abrazarle la cintura apegándolo a su marcado pecho.

Claramente sabía que se trataba de Jun, ese aroma era inconfundible; aparte vivían solos no podía ser alguien más.


- ¿Qué hora es? –preguntó con voz rasposa pero tierna


Lazó sus manos a tientas al cuerpo ajeno buscando su rostro hasta que segundos después consiguió esa mandíbula afilada.


- Es la una de la mañana, ranita. Sigue durmiendo.

- Xu ahogó un gritito de sorpresa y palmeó un poco la mejilla de Wen – Alfa, mira lo tarde que es. Debes dormir bien –le regañó

- No podía seguir posponiendo la reunión, Hao. Mañana y todo el fin de semana pienso dedicártelos por completo a ti y a nuestro hijo que necesita atención aunque aún no nazca.


Como Jun si veía un poco más aunque la habitación estuviera oscura sonrió y besó de forma efímera los labios abultados de Minghao. El omega frunció un poco el ceño pero asintió porque le agradaba la idea de tener la atención de Jun las 24 horas del día, pero si estaba preocupado porque el alfa no descansara correctamente.

El rubio comenzó a dejar caricias en la cabellera suave y sedosa de su omega con dulzura y delicadeza; poco después escuchándolo hablar de nuevo.


- Junnie.

- Te escucho, mi amor –respondió y luego besó su frente

- ¿Nuestra hija puede llamarse NingNing?

- Sin poder evitarlo, sonrió y por pura inercia llevó la mano a la pequeña pancita ajena- ¿Wen Nigning? Me gusta pero... ¿y si no es niña?

- No te gustó ¿Verdad? –inquirió-

- Me encanta el nombre, bebé. Pero quiero tener las dos opciones en la mano. Piensa un nombre de varón.

- Renjun... Así también lleva tu nombre –menciona con una risita mientras más se acurruca al pecho ajeno- Tendría dos Junnies para mí.

- Wen Renjun entonces... Me encanta –respondió con una brillante sonrisa que Minghao logró ver ya que sus ojos se estaban ajustando a la falta de claridad.

- Los amo, alfa y bebé.


Confiado más de sus movimientos, tomó el rostro del alfa con una de sus manos y la otra la pasó por el cuello ajeno dejándola descansar allí, se acercó hasta que sus narices se rozaron como un beso esquimal. El rubio no se movió ni un poco, dejó al omega tomar el control de la situación; dejándose hacer.

Si Minghao quería besarlo, él se dejaría gustoso. El chasquido del contacto entre los labios y el pequeño choque de ellos le sorprendió. Luego el omega sonrió cuando sintió las manos del otro sosteniéndolo por la cintura, besándolo nuevamente mientras disfrutaba como sus labios encajaban a la perfección. Se quedaron dormidos luego de acabar con aquella sesión de tímidos besos de reconciliación.

Perdóname, HaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora