Cap. 6 (Bendita esfera)

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(by Bill)

Es jodido cuando alguien se enoja por tu culpa, también lo es cuando haces llorar a esa persona. Lo es, cuando rompes lo más preciado de aquella persona... pero es muchísimo más jodido que sucedan las tres cosas al mismo tiempo.

Es un bajón muy fuerte, siendo aquella la persona que más te importa.

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—Bueno... te he dicho que no le tomes mucha importa. Ella volverá a la normalidad pronto, es solo que... en el preciso momento en el que ocurren las cosas... deja que las emociones la controlen. No piensa con el cerebro, sino con el corazón; con sus sentimientos, ambos la controlan, y... es imposible que razone. En este caso prefirió huir... hm —hizo una pausa y levantó una ceja al darse cuenta de algo—. Oh, qué jodido, jaja, esto me recordó a algo parecido que sucedió hace unos años... aunque en aquél entonces era yo el...

Se vio interrumpido. Bill se estaba levantando del asiento, parecía mostrar indiferencia hacia sus palabras. Había estado sentado allí unos veinte minutos, con la cabeza apoyada en sus manos, sin decir ni una sola palabra, tenía la mirada perdida. Estos minutos los pasó así después de haber tocado la puerta de Amy, pero antes de haberlo hecho, sí que habló, mucho, aunque tuviera un nudo en la garganta y le doliera esta misma por el llanto atorado que tenía, pasó un tiempo intentando explicarse al hermano de Amy; quien por supuesto lo entendía y lo perdonaba, y además decía que obviamente Amy iba a perdonarlo también, pero Bill no quería darse cuenta, el asunto era el perdón de aquella chica. Si ella misma no se lo decía... No podría estar tranquilo, no creería que realmente lo perdonó.

Ver a Amy así...

Haber roto algo de ella que ya no se podía reparar...

Una esfera de nieve. Tal vez también su corazón...

¿Por qué?

Porque nunca antes la había visto llorar. Por lo que pensó que si lo hizo en esta ocasión, por sólo una esfera... esta debía significar demasiado para ella.

Aunque ella se encontró de la misma manera esta tarde, cuando escuchó que se irían sus tan queridos amigos. Esto llevó a Bill a posibles hipótesis... ¿no lloró sólo por la esfera?

Aún no lo tenía muy claro.

Pero lo que sí estaba claro, era que la esfera ya se encontraba rota, una jodida esfera de nieve que, era lo último que tenía ella de su querida madre.

¿Y quién la rompió?, ¡El dedos de mantequilla! Bill. Su amigo más cercano... qué jodido estaba.

—Perdona si hablé demasiado. Ah... ¿ya te vas?

—Toqué su puerta, le hablé y ni siquiera se movió, no hizo ni un sonido. No... no me quiere aquí... no quiere perdonarme... —dijo Bill, dirigiéndose hacia la puerta frontal de la casa.

—Pero... —cuestionó el otro muchacho, y soltó un suspiro cansado—. Hey, mira. Lo más seguro es que esté dramatizando todo, ¿sí?, no debes pensar que por tu culpa...

De nuevo se vio interrumpido.

—Nunca, en el jamás de los jamases la había visto así, y ahora lo está por mi culpa... ella... ella ahora me debe odiar por esto —dijo Bill, sin escuchar nada. Ahora llegando a la puerta y abriéndola para salir.

—Bill, ¿Estás escuchándome? No... ¡Joder!, ¿qué tienen con ignorarme en esta casa?

—Dile que lo siento.

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Caminando bastante, Bill llegó a un parque. Se sentó en una banca bajo un árbol y cerró los ojos.
Sintió la brisa, el cielo anochecer, el frío de la nueva temporada del año dándole la bienvenida; rozando su delicada piel, las hojas del árbol moverse con la corriente del aire... Allí empezó a calmarse un poco.
Divagó en pensamientos, en ideas, en teorías. El tiempo haciéndose más frío y oscuro al rededor de aquel chico. Un rato después sintió algo extraño muy cerca y decidió abrir los ojos.

Conectar Contigo | Bill KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora