Conectar Contigo | Bill Kaulitz

Cap. 7 (Sabía que tenías un corazón)

(by Tom)

Aquella niña dulce que se mudó cerca hace poco, aquella niña de mi edad, de la edad de Bill, aquella niña que rápidamente ganó toda nuestra atención por su forma de ser, o... Bueno, honestamente no sé qué fué lo que nos cautivó de ella, pero lo hizo. Y muy rápido. Aquella niña quien, tan sólo llegar a nuestras vidas, nos la alegró y mejoró. Aquella... Aquella niña, Amy... Quién se había entregado ciegamente a acompañarnos desde que llegó, y se esforzó por darnos tanto cariño como pudo. Amy, quien casi siempre se mostró fuerte y jamás lloró incluso por las situaciones más duras, esta tarde se derrumbó. Amy, quien nos enseñó lo que era la unión más fuerte que nunca, hace unas horas lloró por nuestra propia culpa y descuido. Ella, quien se entregó sin importar nada a nuestro pequeño grupo de tres niños pequeños e inmaduros, y se esforzó tanto por mantenernos juntos, ahora estaba triste en su habitación por nosotros.
No tenía idea de lo que pasaba. Jamás me puse a pensar en qué tan importantes podían ser unas simples personas para alguien. Nunca quise darme cuenta de que para aquella niña, nosotros fuéramos tan importantes. ¿Realmente lo somos? ¿Qué tenemos de especial?, no lo sé, pero si a ella le afectó tanto la noticia de que nos iríamos pronto, será porque de alguna forma que desconozco totalmente; le importamos mucho. ¿Tal vez demasiado? Tal vez ella exagera con su cariño hacia nosotros... ¿O tal vez es que yo no sé lo que es sentir tanto cariño hacia alguien? Jamás lo he sentido. Quiero decir, las única personas a las que aprecio son mis amigos. ¿Pero llorar porque me han dicho que se van un tiempo? Eso es exagerar. Creo. Creo. No lo sé. Ahora estoy confundido. ¿Es que acaso yo no los quiero con tanta intensidad? Un momento. Yo sólo los aprecio, ¿Decir que "los quiero" suena un poco raro, verdad? En fin, me caen bien. Gustav y Georg son geniales, Bill aunque es un dramático es mi hermano. Gemelo. Y Amy es una linda chica.
Un momento, un momento... ¿Estoy diciendo que los quiero por temas superficiales?
No... No, no puede ser. ¿En serio es así?, no, no lo creo, no puedo ser tan idiota. Debo quererlos, ¿Cierto?, por algo me agrada pasar tiempo con ellos. Tal vez lo que ocurre es que aún no sé cómo es querer verdaderamente. Quizá por ello Amy es tan atada a nosotros, porque ella sí que sabe querer a las personas, amarlas, ayudarlas, mantenerlas unidas.

Algo me dice que de ella empezaré a aprender cosas que nunca me planteé: me servirían.

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—Bill, ¿aún estás despierto? —pregunté a mi hermano, que estaba junto a mí en la cama, acostado de lado mirando en dirección contraria a la mía—. Bill, Bill... ¡Bill! —no contestaba. Tal vez ya se había dormido. Aunque yo quise asegurarme y me acerqué hasta mirar sobre su cuerpo y ver su rostro.

Estaba sereno, sus facciones relajadas. Sus ojos cerrados, mientras sus pestañas le causaban sombras curiosas por la luna iluminando suavemente desde la ventana algunas partes de la habitación. Wow, realmente Bill era un chico de un rostro fino y lindo perfil.

Decir eso me adulaba a mí también, qué irónico. Ya que somos gemelos y nos vemos exactamente iguales, aunque Bill use algo de maquillaje, detrás de todas esas capas, es jodidamente igual a mí. ¿O yo jodidamente igual a él?, da igual.

Antes de regresar a mi posición al lado de él, lo observé unos segundos más. Pude notar que de sus ojos cerrados aún salían algunas pequeñas y tristes gotas de agua. Lágrimas. Él aún estaba triste por las cosas de esta tarde. No lo culpo, él es muy sensible al final.
Entonces regresé a mi posición de descanso al otro extremo de la cama, ésta era muy grande, por lo que podíamos estirarnos o patalear sin joder al otro. Es lo único que les agradezco a mis padres que hayan hecho por mí, ya que Bill se mueve bastante en las noches... Hace un tiempo cuando dormíamos en una cama más pequeña no me sorprendía cuando despertaba en las mañanas a un lado de la cama; en el suelo.