Conectar Contigo | Bill Kaulitz

Cap. 11 (Búscame)

(by Bill)

Sentí la traición como una bofetada en el rostro, un insulto despiadado que me dejó sin aliento. Fue una puñalada al corazón, una traición que jamás hubiera esperado de mi propio hermano. ¡Mi hermano gemelo!

¿Cómo podría perdonarle esto? Me mintió, me manipuló como si fuese un muñeco, controlando cada uno de mis movimientos. Mientras yo me desvivía trabajando para la banda, él disfrutaba de la compañía de Amy.

¿Tiene esto algún sentido? Ahora entiendo por qué desaparecía los fines de semana. ¡Qué traidor!

Y Amy siendo su cómplice... seguramente. ¿Los dos enamorados a escondidas?

Esto es horrible. No puedo creer que haya sido capaz de hacer algo así. ¿Cuánto tiempo llevarán viéndose a mis espaldas? No creo que haya sido desde que nos mudamos... ¿o sí? Oh... ¡Scheisse! Al final... parece que sí.

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Había encontrado a Tom y a Amy juntos. No necesitaba escuchar explicaciones, ni palabras de disculpa. La rabia y el dolor me invadieron, dejándome sin aliento. De todo lo que me imaginé que podría pasar si la visitaba, esta opción jamás... jamás se me pasó por la cabeza, jamás... ¡jamás se me ocurrió! La escena que vi fue surrealista. Pero qué más da, darme cuenta de que era la realidad me dejó muy tonto. Tan tonto, que no hallé siquiera nada que decir ni pensar. La mente en blanco y el corazón hecho trizas. Y sin decir una palabra, me marché. Me marché para siempre de ese lugar, dejando atrás a ambos. Me aislé, buscando refugio en mi música y en la banda, aunque al principio la furia y la tristeza eran tan abrumadoras que apenas podía hablar con Tom. A Amy jamás la volví a ver, ni siquiera me molesté en ir a buscarla. No quería regresar a aquel sitio. Me sentí suciamente engañado después de todo aquello.

Y a pesar de las constantes disculpas de mi hermano y su promesa de no volver a ver a Amy, la herida tardó en sanar. Durante los ensayos, las giras y las grabaciones, el silencio entre nosotros era ensordecedor. Tom lo intentaba, pero yo no estaba listo para perdonar. No podía olvidar la imagen de ellos dos juntos. La traición había sido demasiado grande. Largos meses en medio de una gran mentira. Tom, consumido por los celos de no poder estar con Amy, nuestra amiga y la chica que me gustaba, ideó un plan sin sentido para apartarme de ella y quedársela para sí mismo. Su obsesión por separarnos y quedarse con ella fue lo que más me dolió.

Con el tiempo, sin embargo, las cosas comenzaron a calmarse. No podía evitarlo, Tom era mi hermano y, a pesar de todo, el vínculo que nos unía era fuerte. Poco a poco, empecé a hablarle más, aunque la sombra de lo ocurrido siempre estaba presente. Pero había una parte de mí que aún se aferraba al recuerdo de Amy. Ella había sido especial para mí, y aunque intenté ignorarlo, nunca dejé de extrañarla.

Lloré demasiadas noches en mi vida recordando aquel día, y pensando en cómo hubieran podido seguir las cosas si no nos hubiéramos mudado. Quizás, después de aquella llamada con Amy, hubiéramos sido mucho más cercanos. Cómo me encantaría haber vivido en aquella realidad, donde todo ello pasó, pero al final, y muy tristemente para mí, no fue posible.

Los años pasaron, y aunque la banda iba bien y nuestro éxito crecía masivamente, yo no podía olvidar. Teníamos catorce años la última vez que la vi, y ahora, después de seis largos años, con veinte, aún me encontraba reviviendo aquellos momentos con una mezcla de nostalgia y tristeza. Había algo en mí que me impedía buscarla. Quizás era el miedo al rechazo, o tal vez no quería enfrentarme a los recuerdos dolorosos. Pero cada vez que pensaba en ella, sentía una punzada en el corazón.

Una noche, después de un concierto, me quedé solo en el camerino. La euforia del público aún resonaba en mis oídos, pero mi mente estaba en otro lugar. Cerré los ojos y la imagen de Amy apareció, tan vívida como si estuviera frente a mí. Su risa, sus ojos brillantes, la manera en que me miraba... Todo volvía a mí con una fuerza abrumadora.