Capítulo 27.-

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Las velas que yacen en el pequeño candelabro que se encuentra en la mesita de noche, en medio de esa habitación, se apagaron debido al viento que entró por la abertura del techo

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Las velas que yacen en el pequeño candelabro que se encuentra en la mesita de noche, en medio de esa habitación, se apagaron debido al viento que entró por la abertura del techo.

Un mal recuerdo del pasado.

Un estruendo rompió no solo con los sueños e ilusiones de un rey, si no también de una familia que se separó.

La reina.

Una guerrera que en el pasado luchó con todas sus fuerzas contra el mal, sin embargo, después de perder a su hija menor, enloqueció. Una noche salió del palacio sin protección alguna y jamás se volvió a ver.

Ángel.

La futura heredera del trono, quién había estado viviendo en Estrella Lunar, dónde se mantenía segura y también pudiera ser capaz de aprender un poco más de sus antepasados los arcángeles, los que no habían sido guerreros, sino guardianes.

Y el rey, un ángel que protegía a Celesty a su manera, quién tenía que ser un líder inteligente, con fortaleza, a pesar de todo.

Dejando a los superiores y hasta el más débil guerrero a su merced.

Deshaciéndose de aquellos que él consideraba una amenaza.

Pero...

¿Quién iba a creer que, incluso el corazón más fuerte puede llegar a tener una debilidad?

Antes de que la oscuridad cubriera cada rincón de la estancia, el rey se detuvo cerca de una cuna, la miraba con curiosidad. Aquel juguete de madera que había sido creado para su bebé. Un caballo. Un regalo de su madre.

Los tenues rayos de luna le hicieron recordar, las ocasiones en las que esperaba cada anochecer, en las que deseaba que Yue pudiera ser capaz de proteger con su escudo todo a su alrededor y que cada una de las estrellas guiará a todos en la oscuridad.

La primera vez que escuchó el llanto de su hija, él llegaba de un viaje, tuvo que lidiar con el pueblo de los humanos por algunos problemas que ocurrían en ese lugar. Era un verdadero lío, ya que trataba de mantener un bajo perfil, ser un ángel en un mundo cubierto de oscuridad podía llegar a tener sus desventajas, después de todo.

Tomó en brazos a su hija y le empezó a cantar una canción de cuna, una que había escuchado en el mundo mortal, la cual hablaba de la tranquilidad y de una princesa perdida, sin suponer que así sería su destino.

El lugar estaba cubierto de telarañas y el olor a polvo le hizo arrugar la nariz, lo hacía consciente de cuánto tiempo pasó desde aquel incidente, mientras que el crujir de la madera bajo sus pies, lo frágil que se volvió el suelo con los años.

—Dicen que las estrellas pueden ser poderosas, ¿no lo cree su majestad? —Las palabras del desconocido se repetían una y otra vez en su cabeza, cómo una pesadilla que lo perseguía día tras día. —Tal cuál la luna en cada noche, sin embargo, en ellas no se puede encontrar la tranquilidad que uno espera.

Dareph -Wattys 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora