Capítulo 28.-

16 3 0
                                    

Las Torres estaban siendo vigiladas día y noche por un par de guardias novatos, ángeles que solo habían tenido poco entrenamiento, mientras que el resto del escuadrón hacía caso omiso a las advertencias de Calem, ya que según él, un peligro inmine...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las Torres estaban siendo vigiladas día y noche por un par de guardias novatos, ángeles que solo habían tenido poco entrenamiento, mientras que el resto del escuadrón hacía caso omiso a las advertencias de Calem, ya que según él, un peligro inminente acechaba por todo el lugar. A las afueras del palacio, buscando la manera de atacar a los más débiles.

Daren había estado preparando un plan para salir del palacio por última vez, sin que nadie se diera cuenta esta vez. Burlar a los guardias aprendices sería cosa muy fácil para él, al menos de que un superior lo mirase tratando de irse, todo terminaría ahí.

Sin embargo, sus planes fueron arruinados por Arael y dos guardianes, los cuales nunca había visto.

Lo detuvieron.

—¿Qué carajos hacen...? —Arqueó una ceja cuando uno de los guardianes le sujetó las manos con una cuerda, por más que intentó forcejear le fue inútil. —No sé sí no se han dado cuenta, pero soy su aliado y no un enemigo —su mirada fue hacía Arael, quién parecía disfrutar mirarlo de ese modo.

—¿En verdad? —Arael se cruzó de brazos y Daren pudo notar un poco de burla en su voz. —Yo creo que no.

—Sigues siendo el mismo imbécil de siempre —Daren no podía permitir que lo llevarán a juicio, después de todo, no había hecho nada malo. Golpeó con la cabeza al guardián que tenía más cerca, mientras que el otro, trató de sacar un daga que impidió con una patada en su zona prohibida y sin pensarlo dos veces salió corriendo.

Los pasillos del palacio se habían vuelto confusos e interminables que le pareció una clase de laberinto, mientras huía trataba de soltar la cuerda de sus manos mordiendo, sin embargo, no había podido tener éxito.

Cuando giró en la esquina, encontró a un par de guerreros a los cuales derrotó pateando una y otra vez, sí querían atraparlo no iba hacer tan fácil.

—¡Será mejor que te detengas de una vez, sí no quieres atenerte a las consecuencias! —le advirtió Arael.

Estaba tan distraído, lidiando con la cuerda que no se dio cuenta dónde estaba, no fue hasta que reconoció los dormitorios de las doncellas. A unos cuantos pasos se encontraba la de Irina.

No podía poner en riesgo a ninguna de las chicas que dormían ahí, ni menos a ella, así que, sin dudarlo saltó por la ventana, aunque la altura lo hizo dudar de sí mismo, pero sabía que siendo un ángel podría aterrizar con facilidad.

Extendió sus alas cuando el golpeteo de las armaduras de sus perseguidores se escuchaba más cerca y entonces, saltó.

A pesar de que usó sus alas para amortiguar el golpe, no fue suficiente, ya que cayó encima de una carreta que tenía provisiones para el pueblo de Celesty y se lastimó un ala.

—Maldición —se quejó cuando trató de recuperar el aliento, sin embargo, cuando hizo el ademán de volver a correr alguien lo tomó del cuello de la chaqueta y sin pensarlo le dio un golpe en la cara.

Dareph -Wattys 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora