Capítulo 14.-

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En el infierno, el ángel de las tinieblas yace sentado en su Trono con una peculiar sonrisa, una que aborrezco, al parecer sus queridos demonios le dieron buenas noticias que no podía con tanta felicidad, nótese el sarcasmo

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En el infierno, el ángel de las tinieblas yace sentado en su Trono con una peculiar sonrisa, una que aborrezco, al parecer sus queridos demonios le dieron buenas noticias que no podía con tanta felicidad, nótese el sarcasmo.

Lástima que no nos invitó a su fiesta, hubiera traído mi mejor traje de gala.

Sí, que mal.

Al parecer los demonios, después de mucho tiempo, habían logrado una victoria, diría que una muy tramposa y lo digo porque eso de casi matarme no está nada bonito.

Por poco nos convertimos en la cena de esos malditos sabuesos del infierno.

Hay que darles un punto por su tremenda estrategia.

¿Quién iba a imaginar que usarían a esas criaturas para distraernos?

Suerte que no llegaron a usar a las mundanas o alguno de sus demonios sexys.

Eso ya sería demasiado.

Esos perros sí que eran una pesadilla.

Genial.

Ya me estoy volviendo loco.

¿De qué te quejas sí hemos visto cosas peores?

Me gusta quejarme.

Ya lo he notado.

¿Me vas a dejar continuar o te vas a seguir quejando?

Adelante.

Bien.

Aquella noche, recibimos una nota, la que suele llegar cuando las cosas en el mundo terrenal se ponen un poco intensas. Una que dice: Prohibido bajar a la Tierra.

Entendía porque ese miedo irracional.

Cuando el sol se oculta, dejando paso a la luz de la luna llena, un eclipse mortal funde a la Tierra en una profunda oscuridad.

Una ventaja que usan los demonios para atacar.

No es que se sientan a plena calle para ver el espectáculo que deja ese fenómeno, el terror que hay en los rostros de los humanos, aquel que esperan con ansias para aparecer como seres atractivos y así mismo usar su don del engaño para poder atraer a las mujeres ingenuas que por alguna extraña razón esperan encontrar el amor a plena luz de luna.

Claro está que los demonios no dejan escapar tan fácil a su presa.

Una de dos, llevan sus almas a las llamas del infierno o dejan que el rey de las tinieblas las transforme en un demonio de baja categoría.

Los demonios en el averno estaban listos para la gran celebración, listos para un nuevo reino, el cual estaba a punto de surgir. De un nuevo renacer.

Todo un verdadero festín y diversión, sin embargo, nadie imaginó lo que iba a suceder después.

Dareph -Wattys 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora