Capítulo 44.-

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El choque de metal contra metal hizo estremecer a los espectadores que se habían reunido en el pasillo, el llamado de las campanas alertó a cada uno de los guerreros que pertenecían al consejo, sin embargo, la mayoría se había quedado en el gran s...

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El choque de metal contra metal hizo estremecer a los espectadores que se habían reunido en el pasillo, el llamado de las campanas alertó a cada uno de los guerreros que pertenecían al consejo, sin embargo, la mayoría se había quedado en el gran salón, esperando órdenes dichas por Azariel o el comandante.

Algunos ángeles portaban una espada y otros se mantenían atentos a cualquier movimiento extraño que pudiera suceder, esperando que los espectros no tuvieran la valentía de entrar a la Estrella Lunar.

Nunca se sabía en qué momento oportuno esas cosas pudieran atacar.

Tan atentos estaban a su alrededor que no se dieron cuenta de que algo muy extraño sucedía con Zadkiel.

Desde la muerte del rey, su poder se había desvanecido de una manera misteriosa y lenta que le costaba mantener su apariencia humana.

Por esa razón, había pedido la presencia de Daren en el salón, necesitaba disculparse por todo lo que lo había hecho sufrir. Por haberlo humillado delante de los demás, aunque lo conocía bastante bien como para saber que eso no sería suficiente.

De algún modo tenía suerte de que no lo hubiera dejado sin protección, sin el poder de la luna porque si fuera así, ya estaría convertido en un espectro o haciéndole compañía a Seph, en aquel laberinto de la muerte.

¿Quién diría que el poderoso comandante, el ángel de la destrucción, pudiera ser capaz de tener una debilidad?

—Vaya... —con esa palabra, Zadkiel supo todo. —Me sorprende que el gran ángel de la destrucción esté perdiendo su don —el vigilante arrastró su espada, dejando que la punta hiciera una marca sin sentido en el suelo. —Qué patético.

—No sabes lo que dices —se apresuró a decir Zadkiel. —Estás tan obsesionado de obtener lo que no te pertenece que ya te estás volviendo loco y es que no me sorprende —se encogió de hombros. —Casi una eternidad encerrado dentro de ese abismo, te hace perder todo sentido de ti.

—Ya sabemos quién va a ganar, Zadkiel, será mejor que te rindas de una buena vez —el vigilante miró al comandante con firmeza.

—¡Jamás!

—Entonces... —el vigilante alzó su espada. —Me voy a encargar de que seas el primero en visitar a los guerreros que dejaste abandonados por un simple capricho tuyo y el del rey, ni porque eran tus hermanos tuviste compasión de ellos.

Zadkiel retrocedió.

Tal vez el vigilante estaba listo para matarlos, pero su fuerza de voluntad era más fuerte que nunca, no fue que una densa oscuridad los hizo cubrirse el rostro.

Aquella no era con la que habían estado luchando.

No, esa era más densa, más peligrosa.

—Qué mierda...

Dareph -Wattys 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora