☆𝟏𝟎

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Ambas chicas ya se encontraban a bordo de dicho tren y tomaron sus respectivos lugares.

—Bien, regla número uno para viajar en tren, siempre se debe cargar comida china para viajar —dijo Sam sacando comida china rápida de su mochila.

—Vaya, no sabía eso —sonrió —jamás había viajado en tren.

—Yo tampoco.

—¿En serio?

—En serio. —Ambas abrieron sus paquetes de comida y la comenzaron a comer. —No puedo creer que creciéramos en la misma ciudad desde niñas y que nunca te haya visto montada en bicicleta o poner un puesto de limonada, yo te hubiera comprado — dijo la rubia tomando un bocado de comida.

—Nop, para nada, odio la limonada —imitó su acción.

—¿A quién no le gusta? —la miró confundida—

—A mí —respondió segura.

—¿Sabes que sé la verdadera historia?

Emma miró nerviosa a Samantha, esperando que no sea lo que estaba pensando.

—Tú y tu padre están en el programa de protección a testigos y los dos atestugüaron contra un mafioso—la pelirroja suspiró aliviada y siguió el juego.

—Muy cerca pero la verdad es que
fui enviada aquí a monitoriarte y me dieron instrucciones precisas de no dejarme ver de día y yo te he vigilado todo el tiempo desde la seguridad de mi habitación —dijo con voz misteriosa.

—La clásica historia falsa de protección a testigos. —rió.

—De acuerdo, cierra los ojos —dijo Samantha y Emma lo hizo— Ábrelos.— Cuando abrió los ojos se encontró con unos cuantos M&M's en sus manos, después de un rato Samantha notó que estaban en su destino.—oh mira, llegamos.

Emma miró la ventana del tren, era una ciudad hermosa, todos los autos, luces y ventanas daban luz y una vista espectacular, se veía fantástico. Seattle. Estaba sorprendida y muy emocionada. Ambos recorrieron algunos lugares al bajar del tren, exploraron el lugar y se divertían. Samantha tomó la mano de Emma y comenzó a guiarla a un lugar en específico.

—¿A dónde me llevas?

—Una sorpresa. —Había un hombre en la entrada de un edificio—

—¡Samy, mi amiga ! —dijo aquel hombre. —Creí que venir a Seattle era la sorpresa —susurró

La pelirroja miro confundida a Samantha, ella solo sonrió y el hombre abrió aquella puerta misteriosa dejando ver en su interior mucha gente, desde adolescentes hasta adultos disfrutando de un concierto privado de una banda de rock.

—Tu primer concierto en vivo —sonrió la rubia. —

—isi! —gritó Emma emocionada ambas saltaban al ritmo de la música y disfrutaban del ambiente del asombroso lugar, era un momento mágico.

Después de un rato decidieron salir de allí agradeciendo al hombre

—Estuvo súper genial! —dijo Emma emocionada.

—iLo sé! —respondió con la misma emoción Sam.

—Eso fue... ¡Vaya literalmente de lo mejor de mi vida! La música en vivo es hermosa.

—Tú eres hermosa.

—Y tú un amor —respondió dándole un beso corto en los labios a Samantha—muchas gracias Samy.

—De nada —sonrió —ahora es tu turno —dijo deteniéndose y sacando la guitarra de Emma

—Oh no no, no voy a...

—Claro que si, me debes una canción.

—No puedo hacerlo... —se detuvo a mirar a la gente que pasaba, era de noche pero aún así pasaba bastante gente, como si fuese la hora pico en esta ciudad— mucho menos aquí...

—Claro que puedes, los conciertos en vivo son los mejores —dijo extendiéndole su guitarra.

—¿Quieres comer algo? Porque yo ya tengo hambre y tú siempre tienes hambre —respondió evadiendo el tema. Samantha soltó algunas carcajadas.

—Escucha, podemos haber venido hasta esta ciudad con cielo estrellado y sin cantarme una canción, o podemos seguir pasando la mejor noche de nuestras vidas. —Emma estaba un poco dudosa, pero, ¿Qué más da? Nadie los conoce en esta ciudad.

—Esta bien— accedió tomando su guitarra.

—Aquí estaré viéndote —dijo Sam alejándose un poco y sentándose en una banca de la calle, la pelirroja comenzó a tocar su guitarra y empezó a cantar.
Sin pensar, en un abrir y cerrar de ojos había demasiada gente rodeando aplaudiendo la canción, Samantha estaba muy orgullosa.

Midnight sun || Rivers ggDonde viven las historias. Descúbrelo ahora