One Shots Hot [H.S]

Eternal love (Parte 1)

ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS EXPLÍCITAS DE SEXO, POR FAVOR NO LEER SI NO LES GUSTA ESTE CONTENIDO.

Harry Styles

Hice mi camino en silencio como todos los últimos años. El cielo estaba lleno de nubes grises y el ambiente era frío y oscuro.

Tal como me sentía por dentro.

Podrían pasar cien años y jamás me sentiría mejor. Lo sabía porque habían pasado casi nueve años y este dolor nunca había mejorado, al contrario, solo había empeorado.

-Feliz cumpleaños, lentiggini. -murmure y una pequeña sonrisa se formó en mis labios al decir el apodo que tanto le decía hace años.

«Pecas»

Realmente era algo simple pero era la primera palabra que me enseñó a decir en italiano, y era la única persona que le decía así.

-Otro año sin ti. Realmente no creo que algún día vaya a dejar de extrañarte. -tragué saliva y luego respiré hondo -Tus hermosos ojos grises, tu cabello rojo que parecía un delicioso algodón de azúcar, y claramente esas preciosas pecas...

Cerré mis ojos con fuerza cuando un nudo se formó en mi garganta.

En mi mundo nunca debía estar desprevenido, siempre debía mirar a mi alrededor porque siempre había alguien que me quería muerto.

Ahora mismo no me preocupaba porque sabía que mis hombres estaban rodeando el lugar con sus armas listas ante cualquier cosa extraña.

-Eras todo para mí, Aurora. Para alguien que no tenía nada eras mi mundo.

Mi hermosa Aurora. Aún, luego de casi nueve años, la recordaba como la más hermosa.

Nos conocimos por primera vez cuando ella tenía nueve años y yo once. Mi madre era empleada en una casa gigante de una familia con mucho dinero, la familia de Aurora.

Ese día mi madre tuvo que llevarme al trabajo ya que la mujer que me cuidaba se había ido a vivir a otro lugar y no tenía con quien dejarme en casa. Me había dicho que no saliera de la cocina para no molestar a sus jefes. Claramente a mi edad me aburría muy fácilmente, así que en cuanto salió a ordenar algunas cosas me escabulli y fui al patio trasero de la casa.

Era gigante y me sentía maravillado con tantos lujos. Caminé por el patio un tiempo explorando hasta que vi algo rojo asomándose por un arbusto, curioso me acerqué y vaya sorpresa me dí al ver a una niña de rodillas escondida mientras devoraba un chocolate.

En cuanto me vio sus ojos se abrieron mucho y vi su rostro lleno de chocolate, enseguida me hizo una oferta de que no dijera nada a cambio de un trozo de su chocolate. Claramente acepté y desde ese día nos habíamos hecho amigos.

Claro, hasta que me la arrebataron. Cinco años después de conocernos.

Habíamos sido los mejores amigos, siempre nos veíamos a escondidas porque a sus padres no les hacía mucha gracia que se juntara con los hijos de sus sirvientes. Aún así ella venía a mí todos los días, y pronto se convirtió en alguien muy importante.

Al principio era solo amistad, éramos unos niños, pero en cuanto cumplí los catorce años sentía algo extraño. Siempre pensaba en ella y cuando mi madre veía sus películas románticas no podía dejar de pensar en Aurora conmigo siendo grandes. Nada muy subido de tono, claramente. Solo cosas inocentes, pero en cuanto le pregunté a mi madre sobre esos sentimientos me dijo que era amor. Obviamente no le dije que era por Aurora, solo que tenía curiosidad.

Aurora me había enseñado muchas cosas, y siempre compartía sus cosas conmigo.

El último día que la vi estaba muy emocionada porque al día siguiente sería su cumpleaños, ese día su padre envió temprano a todos los trabajadores a sus casas diciendo que al día siguiente regresaran temprano para preparar la fiesta.