One Shots Hot [H.S]

Sweet

ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS EXPLÍCITAS DE SEXO, POR FAVOR NO LEER SI NO LES GUSTA ESTE CONTENIDO.

Savanna Prince.

Terminé de colocar mi collar y sonreí mientras me miraba en el espejo.

Perfecta.

Mi cabello castaño estaba peinado en un moño alto, mi vestido rojo era como una segunda piel contra mi cuerpo y me sentía muy sexi con mis tacones de diez centímetros negros.

-Te vez muy ardiente -habló Lydia, mi mejor amiga, sentada en mi cama.

-Me siento muy ardiente -admití y la miré.

-Lástima que es para un idiota.

-No hables así de él -la regañe.

-Lo siento, pero es verdad. A Harry solo le importa su trabajo... y al parecer tú, además, trata a todos como mierda.

-Eso no es cierto, no es una mala persona.

-Contigo no lo es. -rodee los ojos y volví a mirarme al espejo.

Harry, mi novio, me había invitado a comer hoy y quería lucir muy hermosa para él. Sabía que a Lydia no le agradaba mucho, pero no le tomaba mucha importancia, si, era mi mejor amiga, pero también era muy exagerada algunas veces.

Mi celular sonó y corrí hacia donde lo tenía cargandose, sonriendo cuando vi el nombre de Harry.

-¡Hola! ¿Ya vienes? Estoy lista.

-Hola, cariño -suspiró -Roger llegará a buscarte y te llevará a casa.

-¿A casa? Creí que iríamos a comer.

-Lo siento, amor. Hubo una urgencia en la empresa y lo estoy terminando de arreglar, pero no te preocupes, preparé todo para comer en casa, prometo que te llevaré mañana a comer afuera.

Hice una mueca y Lydia articuló un "idiota" con sus labios.

-Uhmm, si, está bien.

-De verdad lo siento, Sav. Pero...

-Está bien, lo entiendo. Eres el jefe, debes arreglar todo.

-Te amo, saldré lo mas rápido que pueda.

-Bueno, te amo. Adiós.

Corté la llamada y Lydia se levantó y me abrazó.

-Te dije que era un idiota.

-Lydia, por favor -rodee los ojos -vendrán por mi, sé que está ocupado.

-Sí tú lo dices...

-Lydia...

-Solo te diré algo, si pone a su trabajo antes que a ti, ahí no es.

Salió de mi cuarto y me dejó mirando mi reflejo en el espejo. Pasaron algunos minutos y negué con la cabeza, Harry me amaba, lo sabía y nadie me haría cambiar de opinión.

(...)

Había llegado hace una media hora a casa de Harry y sin saber que hacer fui a su terraza.

Amaba la vista, habían varias flores y árboles en su patio trasero, todo era tan relajante que cerré por un momento los ojos mientras me apoyaba en la barandilla de la terraza.

Respiré hondo el olor de la naturaleza y entonces lo sentí. Era algo extraño, pero siempre algo mi interior sabía cuando él estaba cerca.

Lo escuché caminar y entonces sus brazos me rodearon, sonrei sin abrir mis ojos cuando escondió su cara en mi cuello y aspiró con fuerza mi olor.