Capítulo 8: revancha

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Tres días después, Jungkook esperaba a Suni abajo del muro de su casa, mientras que Suni se pasaba por arriba. Había decidido que le iba a pagar con la misma moneda a Yoongi, el profesor había llamado a su madre y aunque ella había negado la existencia de un novio, entre mentira y verdad se había enterado de que había ido a un casting para una empresa de idols y estaba castigada por haberlo hecho a escondidas. Además de eso, Jungkook le había comentado que Yoongi había usado unos quejidos femeninos en una canción, se lo había dicho sin imaginar que ella era la corista.

Le costó pasarse por sobre el muro, ultimamente se mareaba y cansaba con facilidad, el médico le había dicho que era normal para su condición, pero estaba decidida a seguir su vida normal y saltar el puto muro, iría hasta la agencia y le haría un show en el pasillo, lo acusaría de haberle quitado la virginidad y de dejarla. Jungkook no estaba de acuerdo, creía que eso realmente podía complicar a Yoongi, qué pasaba si lo echaban.

—¿Cuánto tiempo necesitas?

—Cuarenta minutos.

—Ok, te llamaré si algo pasa, pero insisto en que no creo que deberían seguir esta rivalidad tonta —cuestionó él, sosteniéndola aún.

—No voy a dejar que se lleve la última palabra. Solo vigila que por alguna razón mi madre vuelva y si eso pasa me avisas y la entretienes de algún modo mientras vuelvo y entro por la ventana —dijo de una forma mandona, que ya era conocida para él.

Jungkook asintió sin más, por ayudarla a bajar desde el muro se había llevado una buena vista de sus piernas y la había sostenido por la cintura, pero parecía que Suni ni siquiera se había dado cuenta, solo podía pensar en su revancha.

Suni ya conocía al guardia y le saludó sonriendo, el tipo puso su credencial en la ticketera de acceso y ella pasó con su mejor cara de inocencia. Había hecho todo lo contrario a Yoongi, se había puesto un vestido rosa Valentino con una chaqueta corta a juego y zapatos planos, se había dejado el pelo suelto adornado con un cintillo de la misma tela que el vestido, aros de perlas blancos y un reloj pequeño y dorado en su muñeca. Se felicitó a sí misma al ver su reflejo en las puertas del elevador.

Caminó por el pasillo preguntando por él a todo el que se cruzara, luego tocó su puerta muchas veces con desesperación. Cuando Yoongi salió y ambos se miraron, ella trató de besarlo tomándolo de los hombros e inclinándose en puntillas hacia él, Yoongi se alejó y ella comenzó a llorar. Yoongi la observó desconcertado.

—¿Por qué Yoongi por qué, ya no me contestas...por qué?, no entiendo, dijiste que me querías.

El ruido llamó la atención de un par de personas y por fin entendió.

—Y claro que te quiero —le dijo bajando el volumen y apretando los dientes disgustado y tratando de seguirle el juego para sacarla de allí—¿por qué estás así?

—¡¿Cómo por qué?!, te acostaste conmigo y desapareciste —le gritó ella. Algunas cabezas aparecieron desde otras salas y oficinas.

—Hablemos adentro —se tensó él tironeándola y cerrando la puerta, antes de que lo acusaran de pedófilo.

Ella cambió de inmediato la cara de llanto por una de molestia.

—Es frustrante ¿no?

—Ok, lo es, ya basta, ya lograste sacarme de mis casillas, ahora vete —resopló él.

—¿Al pasillo a llorar un poco más? —preguntó ella sonriendo con una pizca de soberbia en su cara y abriendo su cartera se puso un poco de máscara de pestañas debajo del ojo para hacerlo más dramático.

—Detente, es en serio, trabajo aquí y se supone que tú también lo harás.

Suni le dio la espalda para jugar con las manchas negras de sus ojos. Yoongi se acercó y con las rodillas le pegó en las corvas haciendo que automáticamente tuviese que arrodillarse. Estaba de muy mal humor, otra vez habían tomado un tema de él y entregado a un artista sin darle ningún crédito y ahora Suni aparecía haciendo una escena y si había algo que odiaba en el mundo era una mujer haciendo una escena. Cuando Suni estuvo de rodillas la tomó del cabello firme, pero sin tirarlo, haciéndole una especie de cola de caballo sostenida por su mano. Yoongi a pesar de estar molesto tenía pleno control de sus movimientos, era un hombre con paciencia y rara vez se dejaba llevar por sus emociones. Solo quería asustarla.

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