Capítulo 11: celos

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La mañana estuvo como de costumbre, se sentó sola junto a la ventana con sus audífonos. Algunas chicas le hablaron e hicieron comentarios casuales. Decidió volver a ponerse los audífonos y no dar más pie a conversaciones. Chanmi siempre había sido amable con ella cuando los demás no, pero estaba actuando de una forma extraña desde hace semanas, incluso no le había notificado que el viernes usarían ropa regular en vez de uniforme para recaudar dinero.

Antes del almuerzo notó que había dejado su celular sobre la mesa. Derrotada por no tener entretención para el rato, bajó a comprar un jugo. No quiso quedarse en la cafetería, estaba más ruidosa de lo normal. Una vez que tuvo su jugo salió afuera del colegio y se sentó en una banca en la plaza, muchos salían a la hora de almuerzo. 

Las tres chicas de la mañana la acorralaron de pronto sentándose junto a ella.

—Así que te haces la mosquita muerta.

—¿De qué están hablando?—preguntó sorprendida por verse abordada así.

—De Jungkook, ¿qué tienes con él? Los vimos, venían juntos y de la mano, atrasados, llevabas el cabello mojado. Es que no eras tan tonta como parecías.

—No tengo nada con Jungkook.

—Sabes que a Hyori le gusta.

—No, no lo sabía.

—¿En qué planeta vives? —preguntó Hana, la chica rubia, con tono odioso. Le quitó el jugo que estaba tomando y sin aviso previo se lo dio vuelta en la cabeza. Suni sintió el líquido correr por su cabello y frente. Quedó muda.

—Oh que torpe soy —se mofó Hana sonriendo.

Yoongi que estaba viendo el intercambio maldijo a las chicas.

—Mantente en tu lugar Suni —la amenazó otra. Yoongi se iba a acercar, pero Suni se puso de pie y de forma muy rápida tomó a la chica que aún tenía la botella plástica de jugo y de alguna forma la inmovilizó poniéndole el brazo doblado en la espalda. Así que Suni sabía hacer una llave, pensó él.

—Hola amorcito, veo que desde temprano estás causando problemas.

Todas las chicas incluso la que tenía el brazo doblado tras la espalda lo miraron. Yoongi llevaba jeans negros rotos en las rodillas, camiseta gris, chaqueta de cuero, Converses y un herida sangrante en el labio. Era el cliché de chico malo.

Acababa de ir a pagar a los prestamistas y después de unas vueltas y volver a la casa vió el celular de Suni sobre la mesa. Había decidido traérselo antes de ir al estudio.

Los mafiosos le habían dado un puñetazo según ellos por el atraso, pero sabía que era todo parte del juego y no hizo más que recibirlo impávido y aunque pensó que no había sido el más fuerte que le habían dado en su vida, recién ahora se daba cuenta que le sangraba el labio por el sabor metálico en la boca y la extraña mirada de las chicas.

Suni soltó a la que tenía agarrada y corrió a su brazos, se sentía humillada con el pelo mojado y oliendo a jugo de naranjas. Yoongi la abrazó mirando con mala cara a las tres compañeras.

Tomó a Suni por el mentón y la miró a los ojos mientras le acariciaba la espalda.

—¿Quién fue?

Las tres chicas se miraron nerviosas.

—No te preocupes, ya pasó —contestó ella bajando la vista.

Miró a las chicas.

—Si fueran hombres les daría una paliza ¿cuál fue el motivo para que la traten así?

—Nosotras, pensamos, eee es que Jungkook...

—¿Qué tiene que ver Jungkook?

—Pensamos que ellos, que, que ellos estaban juntos.

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