Capitulo XXXII. Uno... dos...

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Su rostro y voz cambio, realmente le causaba miedo

-¿Te hizo algo?

No respondía

-Dime

-Ya es tarde, iré a dormir. Si necesitas algo estoy en la habitación de a lado. Descansa

Me dejo ahí y salió. Me quede pensando en si escribir la carta para mi novio o no, al final opte por no hacerlo. No quería poner en peligro a nadie. Iba solo un día, ya lo podría hacer mañana o después. Estuve un tiempo mas viendo la luna reflejada en el mar hasta que me dio sueño y entre a la cama. Dormí como bebé.

Al día siguiente desperté, era temprano. Apenas comenzaba a salir el sol por lo que me apresure para ir a verlo en la playa, baje corriendo descalza.

-Buenos días niña

-¡Señora Lulú! Que susto

-Perdón- rio bajito -¿A dónde va?

-A ver el amanecer, si despierta y pregunta por mi le avisa que estoy fuera

-Claro niña, que lo disfrute

Le regale una sonrisa y seguí mi camino hasta estar en la orilla del mar, viendo como poco a poco el sol salía, era precioso.

El mar estaba en completa tranquilidad, entre aun mas hasta que el agua cubría mi cintura, cada vez se notaba mas lo amarillento del sol, el agua parecía incluso cambiar de color. Podría vivir aquí sin ningún problema. En ese momento recordé a Osvaldo, me gustaría estar aquí con él.

Di la media vuelta para volver a la orilla, ahí estaba Erick, viéndome con una media sonrisa. El era guapo, realmente lo era. Parecía chico salido de una película, era alto, no tanto como Osvaldo, pero lo era. Su tez era moreno claro, es como si tuviera un bronceado perfecto, tenia una barba bien definida y corta de momento. Sus ojos eran pequeños y de un color café muy distintivo. Su físico era muy natural, ni muy delgado, ni muy robusto.

Camine hacia el, repasando sus rasgos, he tenido novios realmente guapos. No es por presumir.

-Buenos días- me saludo -¿Disfrutando el momento?

-Disfrutando el momento- repetí -¿Cómo diste con este lugar? Tan lindo, pero esta solo aquí

-Por la señora Lulú- comenzamos a caminar de vuelta a la casa -Ella es de el pueblo que esta como a media hora de aquí

-¿Y encontraste esta casa?

-No- soltó una risa -La construí

-Vaya vaya señor Díaz

-¿Sorprendida?

-Un poco

-Era tu sueño

-Pero no era el tuyo- No dije más y entre en la casa dejándolo a él atrás.

Pasaron días, llegue a sentir que estaba de vacaciones, íbamos todas las mañanas a ver los amaneceres y por la tarde el atardecer, desayunábamos juntos. Veíamos películas, jugábamos con el nieto de la señora Lulu, parecía una vida normal. El se portaba demasiado bien conmigo que comenzaba a confundirme en mis sentimientos, o al menos así era hasta esa noche.

-¡Me toca a mi!- dije quitándole los dados de su mano

-Eres muy lenta

-Tu muy tramposo- tire los dados

-También eres muy mala

Estábamos en la cama jugando serpientes y escaleras mientras teníamos el sonido del mar de fondo y unos bocadillos hechos por la señora Lulu, era su turno de tirar y tuvo tanta suerte que cayo en la casilla de una escalera que lo llevaba a la meta

Mi vecino es un streamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora