Capitulo 17

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- No me importa lo que hiciste, o quién fuiste alguna vez. - dije con la voz ronca - Lo único que me importa es quién eres ahora y lo que siento por ti. Por ésta Charlotte que me hace sonreír como boba todo el día con sus bromas estúpidas, no por aquella a la que ni siquiera conocí.

Una sonrisa tiró de las comisuras de sus labios mientras se acercaba a mí. Sus labios presionaron pequeños y cálidos besos por todo mi rostro y cuando llegó a la comisura de mi boca, dejó uno particularmente largo.

Sonreí mientras la atraía hacia mí y la besaba en los labios con fuerza.

- Te-quie-ro - dijo entre besos y yo reí contra sus labios.

- Te-quie-ro - dije entre besos también.

Una sonrisa tiró de sus labios y me tiró sobre mi espalda, sobre el sofá.

Su cuerpo estaba sobre el mío, pero la presión era extrañamente cómoda. Las sonrisas se fueron, y me besó largo y profundo.

No me tocó para nada, sólo me besó durante mucho tiempo. Mis labios ardían por la fricción desesperada de los suyos, pero no me importó.

Eran casi las cinco de la mañana cuando la tormenta cesó y Charlotte me obligó a ir a dormir un poco.

La luz me dio de lleno en la cara y me removí incómoda, quería dormir más. Me sentía agotada por completo. Entonces, recordé mi noche anterior y quise saltar de la cama inmediatamente para volver a ver su rostro.

Marima no se encontraba ya en la colchoneta, así que salí de la habitación precipitadamente directo a la cocina.

Marima y Charlotte estaban sentadas una frente a la otra en la cocina, me sonrojé solo de mirarla. Sentía que mi corazón se había saltado un latido, y sonreí al ver como su atención se fijaba en mi dirección. Sus ojos estaban fijos en la nada, mientras iba percibiendo mi aroma.

- Buenos días, Eng. - dijo con su hermosa voz ronca.

- B-Buenos días - tartamudeé intentando alisar mi alborotado cabello con los dedos.
Marima me miró con el ceño fruncido - ¿Estás bien? - preguntó Marima mirándome fijamente.

Estaba segura que había notado el rubor en mis mejillas así que solo me limité a decir - Creo que voy a enfermarme.

- Sí. Te ves colorada - dijo Marima sirviéndose un tazón de cereal. - Mamá salió hace unos minutos, dijo que volviendo te llevaría a casa.

- G-Gracias - dije - ¿Qué hora es?

- Las ocho y media - dijo Charlotte. Había dormido apenas tres horas y gemí para mis adentros. Pude notar una sonrisa en la comisura de sus labios mientras se llevaba la taza con café caliente a la boca. Tenía un aspecto cansado, pero se veía condenadamente feliz.

Marima me sirvió una taza de café y agradecí mientras tomaba un sorbo del contenido. Me deslicé en el asiento junto a Charlotte y pegué un brinco al sentir su mano sobre mi rodilla.

Río por lo bajo mientras acariciaba mi rodilla cubierta por el material delgado del pijama con sus dedos. Me puse de pie mientras me servía una tostada y ponía un poco de mermelada de frambuesa en ella.

Me senté de nuevo en la silla y Charlotte volvió a poner su mano sobre mi rodilla en un gesto cariñoso.

- Y bueno, ¿Planean hacer como que no se besuquearon en el sofá anoche? - preguntó Marima en tono casual.

Comencé a toser enérgicamente mientras me ponía roja de la vergüenza. Charlotte apretó su mano contra mi rodilla. Todo el color se había ido de su rostro.

Though I Can't See You ❧ Englot G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora