—¡Maldita sea, Engfa, responde! —me espetó.
<<Mierda, mierda, mierda>> pensé. ¿Acaso no podía haber sido más estúpida?, era evidente que aquella Charlotte del accidente del que me habló Nessa, era la misma Charlotte que tenía frente a mí. Ahora comprendía que había cruzado una línea demasiado delicada que no debía haber cruzado.
—Yo... —no era capaz de formular una respuesta.
—¡No sabes absolutamente NADA de lo que pasó esa noche!, ¡Nadie lo sabe!, ¡No estabas ahí! —parecía que gruñía entre palabras. —No sabes lo que hubiera dado por tomar su lugar. —
Abrí los ojos con sorpresa. ¿Quería morir?, ¿Acaso quería desaparecer?, ¿Tan poco valía su vida?
—Charlotte... —intenté enmendar lo que había hecho, pero ella me interrumpió.
—Yo iba manejando —dijo. Su voz se escuchó completamente quebrada y el corazón se me quebró en mil pedazos. —Era yo quien conducía el auto. Yo lo maté—
Abrí la boca para decir algo, pero la cerré inmediatamente. Mi mente en ese momento era un caos terrible. Quería abrazarla, quería gritarle que era una estúpida por querer morir, quería llorar, quería alejarme de ella y quería acercarme más...
— Merezco lo que me pasó y si estoy viva es porque la vida se encarga de recordarme a diario que yo lo maté...—
—¡Cállate! —la interrumpí con la voz entrecortada por el nudo que sentía en mi garganta. —, ¡Tú no lo mataste!, ¡Fue un accidente!—
—¡NO FUE UN MALDITO ACCIDENTE, MALDITA SEA! —gritó ella. Bajó el tono de su voz hasta casi ser un susurro —si no hubiera bebido..., Si no hubiera sido tan imbécil, Emiliano estaría vivo y yo podría ver, no merezco tu ayuda ni la de nadie, no merezco ser feliz —
Las lágrimas se agolparon en mis ojos al ver su expresión de dolor y frustración. Tenía todo el cuerpo tenso y las manos apretadas contra el edredón de su cama.
—Agradezco lo que intentas hacer, pero no quiero tu ayuda—Me dijo en voz baja y ronca. —Ahora, por favor, vete—
Me obligué a tragar el nudo de mi garganta. —No merezco que me trates de esta forma —murmuré intentando no llorar.
—Lo irónico aquí es que no tengas ni poquito orgullo. Te trato de la mierda y sigues aquí, ¿Acaso te tienes tan poquito amor propio?, ten dignidad y vete de aquí —me soltó con amargura pintándole la voz. Me estaba echando y yo estaba escuchándola. Se estaba comportando como una imbécil. Debía irme y, sin embargo, no podía mover los pies.
—Bien—dije con la voz entrecortada por el nudo de mi garganta. Una lágrima salió de mis ojos, pero la sequé rápidamente con el dorso de mi mano mientras salía precipitadamente de la habitación.
—¡Engfa! —gritó Elena desde la sala, pero yo era incapaz de mirarla. Abrí la puerta de la entrada y salí casi tropezando con mis propios pies.
comencé a caminar rápidamente por la acera mientras me regañaba mentalmente <<No llores, no llores, por el amor de Dios, Engfa; no llores>>repetía.
Golpeé con un cuerpo a unos cuantos metros de la casa de Elena y me disculpé sin levantar la vista. Unos brazos me rodearon lentamente y el gesto me tomó por sorpresa.
Alcé la vista y pude mirar a Marima abrazándome con ternura y comprensión.
—¿Estás bien? —preguntó apartándose un poco para mirarme a la cara. Estoy segura que mi aspecto era terrible porque hizo una mueca y me tomó las manos con firmeza. —¿Fue Charlotte, cierto?—
Yo comencé a negar con la cabeza intentando parecer normal.
—No me engañes. Sé que mi hermana puede llegar a ser una imbécil —me miró con aprehensión. —Sólo, por favor no la abandones— Fruncí el ceño confundida con su comentario. —Charlotte es una completa imbécil a veces. Suele intentar ahuyentar a las personas con sus estupideces, pero, has logrado más con ella en un día que cualquiera de nosotros en casi un año. No la abandones ahora. Es demasiado estúpida como para notarlo, pero, te necesita. Aquella imbécil llamada Charlotte Austin, te necesita. —me dijo mirándome con intensidad. Yo no podía comprender por qué tenían tanta fe en mí.
Autor original: Sam Leon.
ESTA HISTORIA NO ES MIA
ES UNA ADAPTACIÓN, TODOS LOS DERECHOS A SU AUTOR ORIGINAL.
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Though I Can't See You ❧ Englot G!P
FanficDespués de aquel accidente automovilístico, Charlotte Austin había pasado de ser una chica fuerte, altanera, arrogante y decidida, a ser una pobre diabla enfadada con el mundo. Una chica huraña y solitaria que parecía que lo único que quería hacer e...