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Los supervivientes se dieron a la tarea de desenterrar el avión, aún con tormentas y fuertes vientos fueron perseverantes.

De poco a poco también iban desenterrando las cosas que habían estado usando.

Sacaron unas sillas y valijas, también recuperaron la botella con la filtraban la nieve, soprendentemente estaba en perfecto estado.

Pareciera que finalmente las cosas iban a estar bien pero la cruda realidad los traicionó.

Numa no decía nada pero su pie lo estaba matando, una cortadura que se hizo cuando sacó a los chicos del avión.

Y Martu...

No sabía porqué pero constantemente le llegaban dolores de cabeza que la aturdían unos segundos. Sufría de mareos y aveces hasta la visión se le ponía borrosa.

La chica evidentemente actuaba muy bien, pues ninguno de los chicos se había dado cuenta, ni siquiera Roberto.

Martha

Me empezé a sentir un poco mal afuera, por lo que entré al fuselaje para estar con los chicos.

Numa entró un poco después, entre todos estuvimos conversando un poco y haciendo bromas entre el Vasco y yo.

-Cómo esta ese pie? - preguntó Arturo a Numa

-No es nada, Es un cortecito, nada más.

-Numa, vos estas hablando enserio? - pregunté, el definitivamente se veía peor que todos.

-Si, si, Martu, no ténes que preocuparte.

-Guarda energías para vos, Numa - habló Arturo - A mi apenas me quedan fuerzas.

-No digas eso Arturo. No pierdas la fé 

-Tengo más fe de la que tuve en toda mi vida.

-Ahora qué, sos un monaguillo? - Vasco broméo, una sonrisa pequeña salio de mi boca.

-No te rías de mí - dijó Arturo con su voz rasposa y cansada, me dolía verlo así - Pero mi fé, disculpáme Numa, no esta en tu Dios.
Porque ese Dios me dice lo que tengo que hacer en mi casa, pero no me dice lo que tegno que hacer en la montaña. 

Las palabras de Arturo tienen sentido dentro de mi cabeza, quizás tenga razón, aquí puede que nuestro Dios no haga lo mismo que allá abajo.

-Lo que está pasando acá, no se puede ver con los ojos de antes - continua - Numa, este es mi cielo - dice tocando el techo del fuselaje - Y yo creo en otro Dios.
Creo, en el dios que tiene Roberto en la cabeza cuando viene a curarme las heridas. En el que tiene Nando en las piernas, para salir a caminar sin condiciones. Creo en el amor de Martu, qué aun en esta situación nos cuida y se preocupa cómo si fuera nuestra madre.
Creo en las manos de Daniel cuando corta la carne y en las de Fito cuando la reparte, sin decirnos a que amigo perteneció.
Y así podamos comerla sin... - hace una pausa, notó que evita que su voz se rompa - sin tener que recordar su mirada.
Yo creo en ese Dios. Creo en Roberto, en Nando, en Martu, en Daniel, en Fito... y en los amigos muertos.

Arturo baja la mirada evitando llorar, yo lo abrazo buscando darle consuelo.

-Sos un filósofo, Arturo.

Arturo rié son una sonrisa sincera en su rostro.

-Monaguillo y filosófo - bromea el Vasco.


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-Dale bo, hay que salir. 
Miren el sol.

The Perfect Girl -LSDLN Roberto CanessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora