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No sabían cuanto tiempo estarían sepultados, días, horas; Tal vez su fin sería ese, sepultados todos juntos.

El fuselaje del avión crujía de vez en cuando, no sabían si resistiria.

-Cuanta nieve tendremos encima?

-Podemos tener toda la montaña arriba.

Carlitos Paez era de los más creyentes junto con Alváro, siempre rezaban, y ahora que dependían de la misericordia de  Dios rezaban aun más.

-Recen todos, porfavor!

Martu y unos cuantos más se unieron a la oración de los chicos.

Y bendito es el fruto de vientre, Jesús,

Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores,

Ahora y en la hora de nuestra muerte,

Amén.

Martu se balanzeaba en su lugar y rezaba en murmullos pegando su rosario a su frente, Roberto la acompañaba abrazandola con un brazo y con el otro tomando su rosario y el de algunos que habían fallecido.

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Después de unas horas el sol comenzó a alumbrar la palida nieve que los cubría y pequeñas luces la traspazaban, penetrando así la nieve y dejando que la luz se viera en las ventanas del avión.

-Si entra luz, no debemos estar muy profundo - habló Fito con esperanza, subiendo los animos de los demás un poco.

Tenían que conseguir más espacio dentro del fuselaje, con respeto movieron todos los cuerpos de aquellos que perecieron y los fueron acomodando en una esquina del avión.

Carlitos y Martu no pudieron evitar llorar cuando pasaron el cuerpo de Coco, era un jovén, apenas y un adulto. Para Martu siempre fue su hijo, lo cuidó hasta que Dios lo acogió en sus brazos.

Era doloroso para todos ver a sus amigos y queridos muertos, sin vida. Tenían la esperanza en salir todos de la montaña, pero no les fue posible.

El destino les tenía planeado otro futuro.

-Cúanto vamos a estar acá?- preguntó Roberto mientras abrazaba a Martha

-No podemos salir hasta que pase el temporal.

Ante la respuesta de Daniel pudieron escuchar ruidos del exterior, nieve y vientos volando por los aires, enterrandolos más.

Dos días sepultados

Martu

Ya llevabamos por lo menos 2 días sin comer, necesitabamos alimentarnos.

Ya no teniamos tanto frío pues el calor que quedaba de nuestros cuerpos calentaba el lugar encerrado en el que estabamos.

Intentamos mover un poco de nieve para caber mejor, nos dió un poquito más de movimiento.

Aún en esta circunstancia me encargué de saber como estaban los demás y traté de ayudarlos en lo que podía.

Liliana lamentablemente nos había dejado para reunirse con nuestro creador, yo me quedé acá para cuidar de los chicos.

Me daba rabia pensar en todo lo que estabamos pasando, sufrimos bastante para poder "vivir" y ahora esto. No quiero que los chicos se desanimen, quiero que vivan y cumplan sus sueños y tengan sus vidas fuera de esta montaña.

-Y ustedes? - habla Roberto - No van a hacer nada? - cuestiona a los Strauch refiriendose a la carne.

-Robe, dejalos, miralos como están - le susurre en el oido para que solo el escuchara.

Se me quedó viendo y asintió, me dió un casto beso para después girarse y sacar un pedazo de vidrio.

-Roberto - dijo Numa, haciendo que todos vieran a mi chico.

Pareciera que lo juzgaban y eso no me gustaba, el quería sobrevivir y habría que hacer lo necesario para ello.

-Para seguir hay que comer - susurró mi castaño con la irada abajo, se sentía mal, culpable.

Las miradas que le daban a mi novio no me gustaban, hace unos días todso estuvieron de acuerdo y ahora?

No, yo quiero a todos estoy chicos pero ningún chabon va a hacer sentir mal a Roberto mientras yo este presente.

Lentamente Roberto se giró y cortó la carne, todos estaban ahí. 

Algunos se voltearon sin querer saber a quien le había pertenecido esa carne y otros lloraban o negaban con la cabeza, igualmente estaba agradecida.

Para este punto ya casi todos habían dado su consentimiento para que nos alimentaramos de sus cuerpos si es que perecian.

Se escuchó su masticar débil, con trozos de carne en sus manos se giró, casi no había sangre en ellos, la sangre se había asentado en los cadaveres.

Nos ofeció a todos, pero nadie agarró más que yo.

Me lo llevé a la boca lo más rapido que pude y mastique tragandome las lagrimas que luchaban por salir.

-Ahora se van a dejar morir? - preguntó mi novio con impotencia y lo entendía

-Después de todo lo que pasamos? - hablé esta vez yo, estaba molesta - Hemos sufrido bastante y aun así sobrevivimos y ahora se estan dejando morir? Que hay de los que ya no están, sus muertes fueron en vano? Valla hijos de puta que son, se rindieron tan fácil...

Fui muy directa con mis palabras, realmente me dolía verlos así, alguien tenía que hacerlos entrar en razón, no le hacían caso a Roberto y Marcelo ya no estaba para guiarnos.

Me encogí en mi lugar y me permití soltar unas lágrimas, había un silencio en el que solo mis sollozos se escuchaban.

Finalmente Bobby se estiró para tomar un trozo, poco a poco le siguieron los demás.

Roberto me abrazó y me dió un beso en la cabeza.

Sentí algo cálido dentro de mí, aún en mis peores momentos en momentos de desesperación y sobre todo en esto que estabamos viviendo; Roberto aún me amaba y pensaba en mí.

Yo no sé que sería de mí si este maravilloso chico me dejara, no puedo vivir sin el, es perfecto.

Lo amo demasiado.

Robe y Martu mi lugar seguro

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Robe y Martu mi lugar seguro

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The Perfect Girl -LSDLN Roberto CanessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora