Veintisiete.

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—No, ¡tu cállate!

—Cállate Saturno...

—¡NO! ¡Buscas hacerme enojar! Y no quieres eso Júpiter!

—¡Quizás solo buscas que te dé una golpiza!

—GAAAAAAASP...¡ATREVETE Y VERAS COMO TE MATO EN FRENTE DE TODOS LOS PLANETAS! — Dijo con ese tono que asustaba no solo a los planetas que cuidaban, si no al más grande del sistema solar.

Hacían un drama tremendo, tanto que los ricos tuvieron que ir a ver lo que pasaba, nunca se habían peleado de esa forma los dos planetas, Júpiter estaba sentado intentando leer y Saturno gritándole puros reclamos, los planetas sentian miedo de que ambos terminarán en un mal camino que no están listos para ver.

—¿Júpiter? ¿Saturno?— Pregunto el planeta con vida acercándose a ellos, preocupado.

—¡Niños! Vuelvan a su órbita, estoy hablando con su padre. — Dijo mirando de reojo al planeta más grande del sistema solar.

—No chicos...Quédense aquí.— Dijo Júpiter con miedo, lo que a Tierra le dió bastante pena.

—Saturno, querida mamá...

—Tierra, pensé que yo era el papá...— Dijo aclarando su voz y sonando confundido.

—¡A cierto! ¡Lo olvide! — Tierra aclara su voz listo para hablar, dar su discurso para intentar solucionar esta situación.

—Ash, ¡Y sigues ignorandome! — Dijo molesto cruzando sus brazos mirando al mayor de todos.

—¡Es que eres una molestia! — Dijo sin pena alguna, volteando a verlo.

Algo en Saturno se rompió, nadie en la vida le dijo así, nadie en la vida insulto de esa forma al gran Saturno, para el ser una molestia era como un contrato que el firmo, dónde su belleza y perfección ya no era única, y que a todos les molestaba su presencia al ser un planeta horrible..

Y se estaba comprando de manera horrible, con el planeta que más amaba y debía apoyar en todo, nunca se espero que esté fuera el que se lo dijera tan agrio.

—...¡T-TUVE SUFICIENTE! — Dijos Saturno, aguantando sus lágrimas.

— Chi-chicos...escuchen a si mismos, ¡Están haciéndose daño a si mismos! — Dijo para acercarse y tomar la mano de Júpiter con todas sus fuerzas, cosa que el mayor ni siquiera sintio.

—¡No me importa quien es el malo aquí!, ¡El se lo busco! — Vuelve a voltear, dándole la espalda a todos los planetas rocosos y mirar a los de hielo.

—¿¡Ahora es mi culpa, en qué mundo vives!? — Dijo con el ceño fruncido aún tomando la manito de su planeta favorito.

—¡En el mismo que tú!...¿Y sabes que pienso, querido? ¡QUE DEBERÍAMOS HACER MUNDOS SEPARADOS! — Dijo con ese tono otra vez, está vez Júpiter no le vino miedo de su tono o enojo, si no de lo que podría pasar entre su amado y el.

No, no...

— Sa-saturno...

—¡Niños hagan sus maletas nos cambiamos de órbita!

—¡¿QUE!? P-PERO MIS COSAS...  — Dijo el planeta rojo mirando desde ahí el desorden de su órbita.

—¡No vas a llevarlos a otra órbita, estás loco! — Se acercó a su "amado" replicandole con el dedo índice.

—Oiga-oigan...por favor, ambos...Saturno... Júpiter... — veía como lentamente un lazo entre ellos se iba a romper de lo mucho que lo jalaban.

— ¡Pues que ellos elijan!...¡NIÑOS!

¿Saturno o Jupiter...?

¡Esᴘᴏsᴏs!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora