capitulo 15

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Barbara

Tengo la oreja caliente, el tímpano me duele por los gritos de mi mamá. mi mirada sigue fija en mi cama, Valeska está recostada en ella, con el cabello alborotado.

—Mama estoy bien, me dieron de alta, Valeska es la que está en la cama, no yo—ruedo lo ojos cuando me dice que la cuide, «Siempre lo hago» cuelga, y abren la puerta de un portazo.

Christopher se toma la habitación con la guardia detrás de él, señala a Valeska con la cabeza y veo como los guardias la toman.

—¿Eh? ¿Que haces? —me levantó de un salto tratando de evitar que se la lleven a no se donde.

—Estara bien, muévete, nos vamos —me toma de la mano arrastrándome a no se donde.

—Si como coronel eras fastidioso, como ministro eres un grano en el culo —se encoje de hombros y pongo resistencia.

—Te mueves o te muevo —se detiene y me cruzo de brazos.

—Quiero que traigas a mi amiga.

—¿La misma que me amenazó con que me dejarías?

Sonrió, «como la amo»

—¿Te amenazó? —me burló.

—Se está buscando que le meta un tiro por metida.

—No es ser metida, ella me ama.

—Se acompleja contigo, no le gusta que tú seas más que ella.

—Eso no es cierto, aquí nadie es más que nadie —lo miró—, y si hablamos de eso, ella es mejor que yo, yo no debí permitir que le pasara lo mismo que a mí, la voy a curar, tengo que hacerlo.

—Si, como sea.

Paso por delante de él y observó el avión a lo lejos, suben a Valeska y yo me quedo mirando un punto a lo lejos, algo negro sobrevuela el área, y sonrió, es un cuervo. El señor Mascherano se está manifestando.

Mi celular vibra en mi bolsillo, el código italiano ilumina mi pantalla.

—Ciao —contesto.

—Regìna —la voz gruesa habla—, es hora de que vuelvas a tu morada, eres la mujer del diablo, y tú hijo te está esperando.

—No me hagas reír —observo a mi novio que habla con Alex—. Déjame decirte que por qué le des el puesto a otra siempre seguirá siendo mío.

—¿Vienes o voy? se te agota el tiempo.

—Ninguna, porque cuando te tenga enfrente te mataré.

Aprieto el teléfono, y me clavó las uñas en la palma de la otra mano.

—Tengo a tu amiga, ¿Rachel? ¿Te suena? —el teléfono cruje—, así que apúrate, que las horas corren, Principessa.

Gruñó cuando cuelga, estampó el teléfono en el piso, y pataleo. Me acerco a Christopher.

—Secuestraron a Rachel, ve por ella —le ordenó, y mira mal.

—¡No voy a ir por nadie! —grita—, tengo otras obligaciones.

—¿Como cuáles? ¿cuidarme?

—¡Sí! porque ahora resulta que tengo que cuidarle el culo a una niña —me coloca el dedo en la frente..

—¡Pues no lo hagas! siempre lo he hecho sola, no necesito que un idiota me cuide, es más, vete con tus cosas, que no te necesito—me quitó el collar, lanzandoselo, lo atrapa en el aire y me doy la vuelta.

Corro a un helicóptero, no sí antes montar a vale, cierro la puerta y aprieto los botones, y prendo la aeronave, la alxzo en vuelo y miro hacia abajo como Christopher manda a diestra y siniestra.

Atrapada en un mundo alterno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora