Capitulo 16

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Christopher Morgan

Hago añicos el intercomunicador, suspiró pasándome las manos por el cabello desesperado, pequeña escurridiza. Han pasado dos días desde que bombardee la casa del maldito italiano, no hay rastro de barbara, se quitó el collar, era el único que me podía decir donde está. No se cómo carajos pero se dio cuenta del rastreador que le puse a su amiga en la pierna.

Me paso las manos por las piernas, y me levantó de mi silla llendome al minibar, estoy High Garden, y doy vueltas y vueltas pensando.

El teléfono me suena y atiendo la videollamada, ruedo los ojos, a penas miro los ojos grises de Milenka, y los ojos heterocromáticos de Owen, les enarcó una ceja esperando que hablen.

—¿Cabezota? ¿Cuando vas a venir a vernos? —me reprocha la lora.

—Cuando tenga tiempo iré.

—¿Porque no nos dijistes? —pregunta Owen.

—¿No les dije qué?

—¡Eh, eh, eh! ¡Que es de mala educación responder una pregunta con otra! —grita Milenka y me zumban los oídos.

—Si, sí, ¿que no les dije?

—¡Que mamá volvió, por nosotros!

—¿Rachel está con ustedes? tiene casi dos semanas sin dar reportes —me empinó una botella de whisky.

—¡No! mi mami, Bárbara —exclama Milenka sonriendo.

—¿Está allá? —me incorporo.

—Si, ¿vendrás? —la lora se mete en la pantalla.

—Voy para allá —corto.

Me levantó de un salto, y salgo de la habitación voy por tí, maldita y pequeña amazona, choco con Alex y ruedo los ojos porque se viene detras de mi.

—Y dale con los reclamos, no soy un puto niñato, para andar recibiendo tus malditos reclamos.

—¿A donde mierda vas? Hiciste un desastre en Italia y se te solicita en la central —me subí al jet privado en la pista de la mansión.

—No, iré a Rusia. Ve tú.

—¡Eres el maldito ministro! —me toma del cuello de la camisa.

—Tambien el Vor de la Bratva, y voy a ver a mis hijos y a mí mujer así que bájate de mi puto jet —lo empujó quitándomelo de encima.

—Todo por una niña que no es más que tú amante y la otra.

—Callate, que ahora esa niña me importa más que tú —me voy a la cabina mientras el se baja.

Aprieto el boton que cierra la puerta y enciendo el jet, control el panel, y coloco el GPS, que me guiara el rumbo a Rusia. suspiró elevando la Aeronave, y mi cabeza solo repite la imagen de la maldita niña, que me tiene pensando en ella a cada nada, la maldigo, es una hechicera que controla todo a su paso, y hace lo que le da la gana con todo el mundo.

Es reina allá, y capitana aquí, siendo importante en los dos lugares, así como pone a temblar al mundo criminal, y hace que se mueva por ella, lo hace con una de las ramas judiciales más importantes del mundo, una guerra con ella te costaría la vida.

Sacudo la cabeza y me enfocó en llegar bien a Rusia, sin chocar en el procesó.

Tres horas y ventinueve minutos después.

San Petersburgo me recibe, bajo del jet, y una de las casas del Boss me abre las puertas, Veo a los mellizos sentados frente a la chimenea, junto a la futura difunta Romanova James. paso de ella, fijándome solo en mis hijos.

La castaña que baja la escaleras llama mí atención y la ojiazul detrás de ella también, sonrió con ironía.

—Casi tres días desaparecida, Valeska —clavo una mirada gélida en ella y luego la paso a Rachel—, Y tú, ¿Donde mierda te metes cuando te necesito trabajando en el comando?

—Larga historia —contestan por ella, antes de que pueda formular palabra—, pero, mejor explícame tú, ¿Porque mierda le andas colocando rastreadores a la gente sin su maldito permiso?

La morena que tengo como novia se me acerca enojada, y me clava en el en el echo, rruga el entrecejo, y Milenka viene saltando hacia mí con Owen cruzado de brazos detrás.

—Cabezota, mamá, ¿porque estás enojada? ¿es por lo que hice? —Milenka mira a Bárbara triste, y Bárbara suaviza su mirada.

—No mi amor, no estoy enojada con ustedes —se agacha a la altura de ellos abriéndole los brazos, Owen se termina acercar igual que Milenka y la abraza—, solo no lo hagan tanto, no sean traviesos.

—¿Que hicieron? —la pregunta sale automáticamente de mi.

—Mataron a alguien porque les dijo esclavos —murmura la morena.

—¿Solos?

—No, conmigo —habla Emma, y vuelvo a pasar de ella.

—Valeska, llama a Leonel, lo necesito aquí con nosotros, y que le diga al viceministro Parker que queda a cargo de la central —Asiente y me agachó a tomar a Milenka en brazos.

Barbara toma a Owen y sin que se lo diga me sigue afuera montándose en una camioneta. la veo sentada a mi lado acariciando el cabello de Owen y siento envidia.

—Tu, lora, hazme caricias tambien —le ordenó a Milenka quien hace caso con una sonrisa.

Barbara suelta una carcajada.

—¿Estás celoso? —pregunta con el brillo en sus ojos que tanto me encanta.

—Si, ¿porque? igual en casa me las pagarás.

—Ah sobre eso, ¿cuanto nos quedaremos? planeaba pasar una semana aquí, ¿puedo? quiero estar con los niños —asiento.

—Nos quedaremos, Por cierto, Valeska viene en la camioneta de atrás con Rachel, Leonel tendrá que llegar en unas horas, y ya le avisé a tus otras dos amigas, aunque dijeron que iban a viajar a Venezuela —le paso el brazo por los hombros acercándola a mí.

—Vale, está bien.

Agarra mi celular, no se para que, pero se empieza a tomar fotos con el, hace que Owen pose, niego cuando Milenka salta en mis piernas tratando de salir en la fotos, se empiezan a tomar fotos y le arranco el celular de las manos tomando una de los cuatro, tomo varias, y ella solo me sonríe a lo que le guiño el ojo.

Estacionan el auto y bajamos, Valeska se baja apurada y se le pega a Bárbara como garrapata, ruedo los ojos cuando Rachel me aborda en la entrada.

—¿Necesitas algo? —le pregunto, bajando a Milenka.

—¿Me puedo quedar? y protegeme de la loca que tienes como novia, está que me golpea por lo de Italia.

Volteó a la morena, y le enarcó una ceja, Milenka y Owen se van a la habitación, y yo solo paso hacia adentro, me meto en mi oficina y las tres mujeres me siguen. Barbara se sienta en el escritorio y yo en mi silla, Valeska bloquea la puerta con su cuerpo y Rachel queda frente a mí mujer.

—Ahora, Rachel James, me vas a explicar que hacías revolcandote con Antoni Mascherano—habla con ironía, y fijo mi mirada en Rachel.

—¿Que? —pregunto.

—Lo que escuchaste.

Suspiró estirandome el cuello irritado. Mi novia está loca, su amiga también, y la mujer que tengo como madre de mis hijos se revuelca con mi enemigo y el que nos ha condenado a tanto.

Atrapada en un mundo alterno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora