FASE FINAL
SECUELA DE "ENAMORADA DE ANTONI MASCHERANO"
Luego de cuatro años toda ha vuelto a ocurrir, talvez la historia se repita, o no lo sé, todo ha pasado demasiado rápido y la verdad que no estaba preparada para que ellos transformarán toda mi...
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(Barb en multimedia)
Bárbara
La respiración me pesa, y un nudo se forma en mi garganta, observó a Christopher que solo se acuesta en mi cama cómo si nada.
Le tiro una almohada en la cara, mientras doy vueltas por la habitación.
—De tantas vueltas te vas a marear.
—Callate, Morgan —replicó.
Me estuve, mentalizando para poder contarle a Rachel que estaba con Christopher, pero no creo estar preparada para enfrentarme a ella, así.
—Rachel y yo no estamos juntos —exclamo de mala gana, Christopher.
Vale lo miró, y enarcó una ceja en su dirección.
—Es un código —se cruzo de brazos—. Bárbara es amiga de Rachel, y tú eres el esposo de Rachel, entonces, se consideraría algo malo, y una violación al código de amigas.
La información se metió en mi cabeza rápido, abrí los ojos tanto como pude y patalee, me frote el rostro con las manos, y mire a mi alrededor.
—Voy a salir —digo.
—Eso está bien, no soy cobarde al afrontar mis problemas.
—Christopher, hazme el favor de callarte —reprocho—. Tu eres impulsivo.
Observó el balcón y su estructura, el departamento de Rachel queda arriba, si el pudo escalar puede bajar, es lógica.
—¿Que haces? ¡Deja la pensadera en estupideces!
—Vete —hablo—. Pero por el balcón, si pudiste subir una vez puedes bajar.
—¿Que? —exclamó Christopher.
—¿Que? —exclamo Vale.
—Que hablen al unísono, asusta —hago una mueca.
—Es ilógico —habla Valeska—. Ya Rachel vio a la guardia.
—Mierda. Es cierto —pienso—. Nos toca salir juntos, algo inventaré.
—Christopher, espera aquí —ordena, Valeska.
—¿Quién te crees para darme órdenes? —se ofende Christopher.
—¡Ya! —exclamo—. Valeska, no quiero escuchar peleas entre ustedes dos, y tú Christopher, déjate de tonterías, has el facor de quedarte aquí en el cuarto.
—¿Y que se supone que haga? —se acerca a mí, pegando su pecho al mío, «su ábdomen mejor dicho»—. Nena, me dejaste mal, así no puedes dejarme.
Relamo mis labios, nerviosa.
—Si saldrás, amor, pero espera un poco, ¿Sí? —coloco mis manos en sus pectorales.
