Cap. 2

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Narrador Omnisciente; tercera persona.

Los años habían pasado y Bárbara había madurado en muchos aspectos—aunque no lo parezca—. Pero también se había vuelto un poco... mala, o como ella lo dice, le ha robado la personalidad a los Morgan' s.

Estos cuatro años no le bastaron para superar a los que fueron su familia en aquel entonces, la perdida de sus hijas, en cómo tuvo que dejar a su marido, dejar a los mellizos, dejarlo todo atrás.

Pero hay algo que siempre le va a rondar en la cabeza luego de haber despertado de ese coma, y el mensaje de Eva.

Bárbara sabe que no fue una imaginación, ella sabe que todo eso fue real, es más ella sabe que si estuvo embarazada porque fue confirmado que dentro de ella hubo un embarazo, pero bueno, ¿que más da?

El salón de la conmemoración está lleno de personas importantes, presidentes, alcaldes, famosos, que han requerido de la ayuda del plantel de seguridad, y quieren venir a ver los premios y reconocimientos que serán entregados a los soldados.

La atención se mantiene en uno de los más destacados, el general Dixon Vargas, un hombre Mexicano de ojos verde y sonrisa encantadora, que había conquistado a muchas mujeres, pero al parecer nadie está preparado para los engendros que vendrán.

Nadie está preparado para eso y lo que no saben es que el tiempo se agota, la manecilla avanza y el tiempo se vuelve nulo.

Pero la morena de vestido rojo que se baja de la camioneta esperando al castaño de su mejor amigo el cual le ofrece el brazo para entrar juntos al salón, todos posan su mirada en las curvas de infartó el cabello largo y los ojos cafés.

Sus características son comunes, pero hay algo en ella que destaca tanto que podría humillar a una rubia ojos claros.

Su amigo la suelta dejando que camine sola robándose el espectáculo.

—Esa es mi chica —murmura cuando la deja caminar para que destaqué.

Ella le guiña un ojo con la emoción palpitante en su pecho, hoy va a cumplir una pequeña venganza, pero bueno, no siempre es necesario hacer las cosas, y aquí todos saben de lo que ella es capaz.

El general la mira y se acerca a ella sigilosamente posandose a su lado y tomándola de la cintura, ella suave y disimuladamente retira su mano de su cintura y le sonríe.

—Que asco me das, Dixon —responde con una sonrisa encantadora.

El la toma del brazo con fuerza haciendo que ella pose una mirada pesada sobre el, nadie se dio cuenta del agarré excepto Leonel el cual trata de acercarse pero la mirada que le da su mejor amiga hace que se detenga y observé todo con cautela.

Barbara devuelve su mirada a él.

—Es mejor que me sueltes antes de que accidentalmente salgas herido —abvierte ella.

—Pareces una puta —aumenta la fuerza de su agarré. Barbara centra su mirada aún más desafiante en sus ojos.

—«Pareces una puta» dices. Pero no tienes ni idea, yo me visto así para sentirme guapa, preciosa, preciosisima, lo hago por mí, no por tí, porque aunque te joda, mi ropa no depende de tu polla, que ha decir verdad es muy pequeña, y mientras tú no eres capaz de ver más allá de la piel, no ves que detrás de mí escote hay una mujer valiente, que debajo de mi falda, hay una mujer segura. Y entonces, como sabes que no estás a mi altura; me llamas puta.

Clava las uñas en su mano donde mantiene el agarré, y la mirada de la morena se va hacia la rubia de esta mañana que aparece detras de él, de un movimiento brusco se suelta, y se da la vuelta caminando hasta uno los presidentes, más específicamente el de España.

Atrapada en un mundo alterno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora