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Rocio se recostó en su cama, cansada, agotada física y psicológicamente, miro al techo y unas ganas de llorar la invadieron inevitablemente, no sabía bien por qué, quizás era por todo o quizás era por nada

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Rocio se recostó en su cama, cansada, agotada física y psicológicamente, miro al techo y unas ganas de llorar la invadieron inevitablemente, no sabía bien por qué, quizás era por todo o quizás era por nada.

Cubrio su rostro con su brazo y se obligó a respirar para calmarse, fueron pocos minutos hasta que escucho los pasos acercarse y supo que era Samantha, sin siquiera verla.

La rubia colocó una mano en su mejilla que la terminó de quebrar y rompió en llanto.

-Chio... Chio, no llores- Murmuró y se sentó junto a ella, sus dedos acariciaron sus mejillas, no pudo borrar sus lágrimas.- Chio, bebé...

-N-no me digas así... Duele que me digas así, ya no soy tu bebé. ¿Rompimos, no?

-Chio, no-

-Samantha... No es correcto que estés así y seas así conmigo, no lo es.

-Rocio, ¿quien dice eso?

-Yo.

-Estas contagiada de la sociedad, uno ya no puede llevarse bien ni cuidar a su ex amor sin que parezca incorrecto, en cambio el odio y el desinterés son lo que está bien visto... No tiene qie ser de ese modo. ¿Quien lo dice? ¿No que es malo ser malo? Es una contradicción...

-Samantha... No empieces con tus discursos de la sociedad- pidió, apretó las manos de la pálida y limpio sus lágrimas, se sentó frente a ella y mirándola directamente a los ojos, preguntó con el poco orgullo y valentía que le quedaba.- ¿Por qué sigues aquí?

Samantha se congelo ante la pregunta, no sabía si decirlo, no sabía cómo reaccionaria. Su boca se movió sin sentido mientras buscaba palabras y sus ojitos se quedaron mirándola embobados.

-Porque aun te amo- murmuró finalmente. - Y porque quiero que seas feliz... Quiero darte la compañía y la fuerza que necesitas cada vez que algo te falte, para que encuentres a alguien más, para que seas feliz y te traten y te amen como se debe, como te mereces... Porque eres la persona más buena que hay en el mundo. Mereces tanto, Chio, en serio mereces muchísimo, y esto es lo mínimo que puedo hacer aun por ti.

La castaña sollozaba bajito, seguia borrando sus lagrimas consecutivamente.

-¿Sabes que puedes hacer más, Sam?
¿Sabes que puedes ser tu de nuevo?

Samantha comenzó a negar.

-Te amo- dijo Rocio-. Y no creo ser capaz de amar a alguien más que no seas tú, no después de tener algo como lo nuestro.

-Yo no soy quien te puede hacer feliz ahora- Hablo- Ya no puedo hacer nada por ti, Chio.

Ella negó, aunque por dentro lo sabía, en el fondo, lo sabía.

-Samantha, besame- pidió y sus manos fueron a las de la rubia, tomándolas con delicadeza-.
¿Puedes?

Samantha dudó un segundo completo, sus ojos se abrieron un poco de más por la sorpresa de aquel pedido, pero termino acortando la distancia, posando sus labios sobre los de su ex novia, sorprendiéndose al sentir el mismo sabor, el mismo cosquilleo en todo su cuerpo y las mimas mariposas en su estómago, que prendieron vuelo y la hicieron temblar de emoción.

Se sentía igual que antes, aunque no era como antes, y nunca lo sería.

Lo triste es que ambas lo sabían.

Por eso el beso fue amargo.

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Ghost Of You || Factor RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora