Intentamos no hacer ruido para que los animales no huyeran de nosotros, solo llevamos dos horas fuera de la alambrada y ni un solo ciervo aparecía a la distancia. Empezaba a preocuparme y mi hermano como siempre me miraba con esos relajantes ojos azules con un iris de café y verde, ese cabello negro y sedoso era perfecto que estaba acompañado con el ritmo del viento, sus mejillas con un leve toque de color rosa. Mucha gente diria que somos mellizos, pero yo no me sentía así, el me hizo una señal de que lo siguiera con cuidado.
-no te preocupes sara- dijo con mucha suavidad y cariño- seguramente encontramos algo.
-lo dudo mucho darly- conteste con un poco de tristeza y enojo. -parece que ya no hay nada.
-sólo llevamos 2 horas, se paciente-
Caminamos río abajo, apreciaba el paisaje del bosque con los rayos del sol a través de los árboles, las ramas tan verdes y llenos de vida el rio era puro y cristalina durante todo el tiempo no paraba de escuchar el canto de las aves para recibir el amanecer, los aromas a tierra mojada, algunas flores silvestres. Si podría me quedaría eternamente en este lugar, mire a darly pero el ya estaba apuntando con su arco hacia los arbustos listo para atacar.
-que vez?- pregunte con un susurro pero el ya se abia alejado de mí, asi que lo vi era un joven ciervo tan pequeño que me dio algo de ternura, entonces solo vi la flecha que salio disparada como un rayo, con la que acabo a este animal.
-te lo dije- hizo un gesto de satisfacción- solo faltaba un poco de paciencia-, no pude evitar reírme junto con mi hermano
-Vamos hay que subirlo al caballo- darly solo necesito silbar una vez para que caminante e iglesia aparecieran de los arbustos.
-sabes los nombres de nuestros caballos con tontos- exclamó darly con una carcajada.
-pero son adorables-
-vamonos, antes que mamá se preocupe por los dos-.