Capitulo XVII

1.2K 100 6
                                    


– ¿Estás bien?– pregunto aquel  centauro, ayudando a Harry a ponerse de pie. Ya que Draco había ayudado a Aria y aún la tenía abrazada por qué ella temblaba.

– Sí… gracias… ¿qué ha sido eso?– pregunto Harry.

El centauro no contestó. Tenía ojos asombrosamente azules, como pálidos zafiros. Observó a Harry con cuidado, fijando la mirada en la cicatriz, que se veía amoratada en la frente de Harry para luego mirar a la niña de cabello blanco y con ojos de diferente color al verla palidecio.

– Tú eres el chico Potter– dijo– Es mejor que regreses con Hagrid. El bosque no es seguro en esta época… en especial para ti. ¿Puedes cabalgar? Así será más rápido… Mi nombre es Firenze– añadió –¿Tu quien eres?– le pregunto a Aria ignorando totalmente la precensia del rubio a su lado. Por lo que Aria se molestó y le contesto de mala manera.

– Eso no le incumbe– dijo ella, con voz temblorosa, le molestaba el hecho de que hablarán mal de sus amigos o simplemente los ignoraran. El centauro la miro mal pero se detuvo al escuchar ruido.

Del otro lado del claro llegó un súbito ruido de cascos al galope. Ronan y Bane aparecieron velozmente entre los árboles, resoplando y con los flancos sudados.

– ¡Firenze!– rugió Bane– ¿Qué estás haciendo? ¡Tienes un humano sobre el lomo! ¿No te da vergüenza? ¿Es que eres una vulgar mula?

– ¿Te das cuenta de quién es?– dijo Firenze– Es el chico Potter. Mientras más rápido se vaya del bosque, mejor–.

–¿Qué le has estado diciendo?– gruñó Bane– Recuerda, Firenze, juramos no oponernos a los cielos. ¿No has leído en el movimiento de los planetas lo que sucederá?– Ronan dio una patada en el suelo con nerviosismo.

– Estoy seguro de que Firenze pensó que estaba obrando lo mejor posible –
dijo, con voz sombría.También Bane dio una patada, enfadado.

– ¡Lo mejor posible! ¿Qué tiene eso que ver con nosotros? ¡Los centauros debemos ocuparnos de lo que está vaticinado! ¡No es asunto nuestro el andar como burros buscandl humanos extraviados en nuestro bosque!–.

De pronto, Firenze levantó las patas con furia y Harry tuvo que aferrarse para no caer.

– No has visto ese unicornio?– preguntó Firenze a Bane– ¿No comprendes por qué lo mataron?
¿O los planetas no te han dejado saber ese secreto? Yo me lanzaré contra el que está al acecho en este bosque, con humanos sobre mi lomo si tengo que hacerlo–.

Y Firenze partió rápidamente, con Harry sujetándose lo mejor que podía, y dejó atrás a Ronan y Bane, que se internaron entre los árboles.

Aria y Draco se miraron entendiendo que tenían que caminar para regresa a la cabaña de Hagrid, pero después Firenze regreso.

– Creímos que nos dejarías aqui– dijo Aria.

– Solo los guiaré a dónde está Hagrid– respondio el centauro viendo de mala manera a la niña.

Ella asintió y con Draco tomando su mano caminaron, junto a un cómodo Harry montado en el lomo del centauro.

Harry no entendía lo sucedido.
– Por qué Bane está tan enfadado?– preguntó– Y a propósito, ¿qué era esa cosa de la que me salvaste?–.

Firenze redujo el paso y previno a Harry que tuviera la cabeza agachada, a causa de las ramas, pero no contestó. Siguieron andando entre los árboles y en silencio, durante tanto tiempo que Harry creyó que
Firenze no volvería a hablarle. Sin embargo, cuando llegaron a un lugar particularmente tupido, Firenze
se detuvo.

Strange LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora