3) El estadio

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Me sentía tan cansado que me recosté como pude y me dejé dormir un rato. Me desperté porque sentía que me estaban apretando y me di cuenta de que había muchos dentro del camión de los militares, varias personas habían sido rescatadas y el camión se estaba llenando, por lo que tuve que levantarme y quedarme de pie para no sentirme tan apretado en aquel camión.

Me percaté que estábamos casi saliendo de la ciudad y por delante y detrás de nosotros, había muchos más camiones militares llenos de personas rescatadas. Pregunté a una de las tantas personas, sobre a qué lugar nos iban a llevar y nadie sabía con exactitud... la caravana de coches militares se detuvo y entonces vi que los soldados hacían bajar a las personas para luego indicarles que debían caminar hacia el estadio que estaba más cerca de nosotros. Obedecí y caminé junto a un gran grupo de personas para ingresar al estadio, al ver que casi todos eran familia me acordé de mis familiares... yo casi no hablaba con ellos porque no nos llevábamos muy bien, ellos vivían en otros estados e incluso mi hermana mayor que era doctora, trabajaba en México en un importante hospital de la ciudad de Guadalajara.

Yo no cargaba celular ya que no lo llevaba al trabajo, era solo peso innecesario para mí, pero en aquel momento era más que necesario para poder contactarme con mis familiares. Pregunté a los soldados que nos resguardaban si ya habían calmado un poco las cosas y su respuesta me aterró porque me dijo que iban a intentar controlar la histeria colectiva que solo estaba ocurriendo en Detroit, pero si el control no funcionaba iban a cerrar la ciudad para luego destruirla cual Raccon City en Resident evil. Todo era tan fantasioso, sentía que estaba soñando y quería despertarme de esa pesadilla... una señora que caminaba junto a mí, me ofreció muy amablemente su teléfono para intentar llamar a uno de mis familiares, pero no serviría de nada ya que no me sabía el número de ninguno de ellos. Entonces recordé que podía llamar a Janet, mi vecina del apartamento, me sabía el número de ella y ella tenía una llave de repuesto de mi habitación por lo que podría entrar y buscar mi móvil para llamar a mis familiares e informarles que estaba bien, pero por más que llamaba, no conectaba la llamada, las líneas estaban colapsadas y no podía realizar ninguna llamada, le devolví el teléfono a la señora y me di cuenta que su brazo derecho tenía un rasguño algo grande, pero supuestamente superficial ya que no se veía sangre. Le pregunté cómo se había hecho eso y ella me dijo que una de esas cosas la agarró del brazo y la quiso atacar, pero un militar actuó rápido y le disparó al infectado antes de que mordiera a la señora. Le pregunté a la señora si se sentía bien y ella me dijo que sí, que solo sentía una pequeña fiebre y dolor de cabeza, pero ella creía que era por todo el estrés de la situación. Presentí que la señora se convertiría en un infectado en cualquier momento, así que hice como que nada pasaba y le devolví el teléfono, caminé más despacio como para alejarme de ella y yo sabía que debía de avisar de eso a los soldados para informarles que había una supuesta infectada, pero éramos tantas personas que sentía que se formaría el caos si contaba aquello. Me continué alejando más de donde se encontraba la señora y un soldado me preguntó que hacía, le quise contar, pero me lo guardé y le dije que tenía ganas de ir al baño a lo que este me contestó que en el estadio había baños y ahí podría orinar. Solo asenté mi cabeza como aceptándolo y continué caminando hacia el estadio junto a todas las personas, mientras lo hacía, por mi mente pasaban miles de hipotéticas situaciones en las que la señora se transformaba y contagiaba a todos, para luego atacarlos y desatar nuevamente el caos en aquel lugar qué para colmo, era un estadio gigantesco y cerrado.

Sin darme cuenta ya había entrado al estadio y éramos de los primeros porque nos pidieron que nos ubicáramos en el centro del estadio, ósea en el césped de este mientras podía ver como metían a más personas. Yo sabía que ahí no entraríamos tantos porque ese estadio tenía apenas una capacidad para 65000 personas y quizá en la cancha entrabamos unos 3000 más, y todos juntos estaríamos apretados en aquel lugar, por lo que como pude me fui alejando hacia la salida, un soldado me vio y me preguntó a donde iba y le respondí que al baño, este no me quiso dar permiso y le dije que tenía diarrea y no podía aguantar, las personas alrededor lo presionaron para que no me dejara ahí a luego cagarme en ellas, asi que el soldado cedió a la presión y me dejó ir. Miré por todas partes para detectar donde estaba la señora rasguñada y me di cuenta que estaba cerca de la salida, ella se veía relativamente normal y algo en mi me hizo acercármele y preguntarle como seguía, ella me dijo que tenía mucha sed y que sentía mareos, le dije que iba a ver si podía hacer algo y ella me dijo que me esperaría, me sentí mal porque sabía que no haría algo bueno por ella y ella confió en mí ya que me vio con mi uniforme de enfermero puesto. Al llegar a los pasillos y toparme con más personas que estaban siendo evacuadas, me topé con un soldado y no pude más al sobre pensar lo que podría pasar, así que le conté que había una señora que posiblemente podría estar contagiada y se podría transformar en esas cosas, el soldado me pidió una descripción de la señora y se la di. Salí de por esos lugares y me dirigía hacia una de las puertas de salida para irme a otro lugar lejos de tanta gente, pero un soldado me vio y me preguntó a donde me iba, le dije que era enfermero y que me habían llamado otros soldados para acudir a ayudar a personas heridas o lastimadas, el soldado me quedó mirando raro y me dijo que no le habían informado de un enfermero, se me acercó como para intimidarme y justo en ese momento le hablaron por su comunicador para preguntarle si me habían visto, ósea un tipo vestido de enfermero, ya que me necesitaban para ir a auxiliar a una persona, sentí que me había salvado por la campana y él me llevó hasta otra salida del estadio donde por cierto no había nadie.

Rumbo a los polos - el sobrevivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora