5) Corriendo en el infierno

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Nosotros llegamos al parqueadero frontal para esperar al helicóptero que nos evacuaría, pero la gente no es estúpida y se percató que la mayoría de los soldados restantes había corrido hacia el parqueadero frontal para ser evacuados. El soldado que estaba a cargo del grupo en el yo me estaba resguardando, nos gritaba que corriéramos para poder subirnos rápido... en ese momento no pensé en las personas sino en mi propia vida y corrí lo más que pude. Me percaté que la ciudad estaba casi qué incendiándose, muchos edificios estaban prendidos en fuego y lo que debería ser contaminación lumínica por las luces eléctricas, era iluminación por los muchos incendios qué en ese momento, envolvían a la ciudad de Detroit... o bueno... a lo que quedaba de ella.

El helicóptero comenzó a descender para poder subirnos y antes de que este tocara suelo, una de las personas que estaban colgando del helicóptero se cayó, la caída no fue tan alta pero si lo suficientemente fuerte como para torcerle el tobillo a aquel pobre diablo... entonces por el comunicador escuchamos claramente al piloto gritar - "¡ESAS COSAS ESTÁN AQUÍ!" - no entendimos a que se refería, el helicóptero comenzó a ascender nuevamente, mientras que el líder del grupo preguntaba por el comunicador al piloto, qué era lo que pasaba y entonces al mirar hacia la entrada principal, la pregunta fue respondida. Tras las rejas que separaban la relativa seguridad del estadio con el terror de la ciudad, había decenas o quizá cientos de infectados... la mayoría eran rojos... todos miraban hacia donde nos encontrábamos y los infectados normales, mordían desesperadamente las rejas, como queriendo destruirlas para correr hasta nosotros. El líder del grupo le ordenó al piloto que bajara igual, que esas cosas no podrían entrar, pero el piloto no respondió y se marchó.

Por el parlante entonces se escuchó el mensaje de alerta de la bomba - "¡10 minutos para iniciar la limpieza de la ciudad!" - las personas que estaban en el parqueadero trasero aparecieron y vieron al helicóptero marcharse... uno de los soldados dijo que debíamos ayudar al sujeto que se había caído del helicóptero e intentar huir todos por las alcantarillas o tomando algún carro de los muchos que habían estacionados por ahí. Me ordenaron ir junto con otro soldado a rescatar al tipo caído mientras el resto iba a decirle a las personas que intentaran prender los carros y huir por el estacionamiento trasero, pero en ese momento vi de lo que eran capaces los infectados rojos.

Corrimos hacia el tipo caído y entonces escuchamos un fuerte golpe, alzamos la mirada y era uno de los infectados rojos qué de un salto, brincó por encima de la reja de 3 metros que rodeaba al estadio, me asusté y me detuve, el otro soldado sacó su fusil y me dijo que no tuviera miedo, qué si ese zombi se nos acercaba, él iba a dispararle... pero entonces aquel infectado rojo cogió aire por la boca, infló mucho su abdomen y pegó un grito demasiado fuerte que me inmovilizó por unos segundos. Me tapé las orejas con las manos porque el grito era demasiado agudo y me hacía sentir mareado, mientras veía al otro soldado apuntarle al infectado y luego dispararle, eso fue un grave error, porque si bien logró matarlo, alteró a los demás infectados. Los rojos corrieron hacia atrás, pensé que se iban a otro lado, pero solo estaban cogiendo impulso para poder saltar por encima de la reja que lograron pasar con mucha facilidad, algunos de los infectados rojos al caer se lastimaban las piernas o se rompían las cabezas al no aterrizar bien, los que sí quedaban estables eran más que un peligro... le pedí disculpas al tipo en el suelo y le dije al soldado que debíamos huir, este me dijo que no tuviera miedo, que él mataría a todos los infectados rojos que quizá eran unos 30, pero yo no estaban tan estúpido como para arriesgar mi vida y me fui corriendo de nuevo hacia el estadio.

Escuché varios disparos y vi a las personas salir corriendo de nuevo hacia adentro del estadio, miré hacia atrás y vi como esos infectados rojos despedazaban al soldado con mucha facilidad, como si este estuviera hecho de gelatina, mientras que el tipo del tobillo torcido gritaba por ayuda al mismo tiempo que era devorado por los infectados normales ya que estos habían logrado derribar las rejas que nos resguardaba.

Rumbo a los polos - el sobrevivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora