La puerta se abrió y entro Dan con un plato de comida, y una botella de... ¿Jack Daniel's?
—Uhm... Hola —dijo.
No le contesté. Vi lo que había en el plato, era sopa con trozos de carne. Y si, la botella efectivamente era Jack Daniel's.
— ¿Quieres comer?—preguntó serio.
Dije que no con la cabeza. Aunque me moría de hambre. Se sentó a mi lado, abrió la botella y bebió un trago. La extendió hacia mí.
Dije que no nuevamente. Él solo se encogió de hombros y siguió bebiendo. Se veía tan relajado...
—Dame. —le dije quitándole la botella.
Era amargo, él se río de mi mueca.
Mi ira despertó nuevamente, mi intención era estrellar la maldita botella en su cabeza pero él era mucho más rápido, detuvo mi muñeca. Me quito la botella, se levantó cogiendo el plato y se encaminó a la puerta. Pero se detuvo.
—Te daré de comer cuando no seas una puta mal agradecida. —dijo y se marchó.
Volví a llorar, mi estómago se retorcía de hambre. Sollocé hasta quedarme dormida. Me desperté con un ruido sordo, se escuchaban gritos, sirenas. ¡Si! La policía.
Pero quien entró por la puerta era Dan. Me cargó por sus hombros sin decir nada. Yo gritaba y forcejeaba. Pero mierda, era fuerte. Le jale el cabello un par de veces, pero claro, eso no servía demasiado.
No veía por dónde íbamos, estaba oscuro, corríamos (literal) por callejones. Unos delante, otros atrás, escuchaba disparos, maldiciones... Yo seguía gritando. Hasta que Dan se detuvo en seco. Me bajo me puso en frente de él y me sostuvo fuerte por los hombros.
—Escucha, no te conviene gritar, si no te callas te tendré que golpear. —dijo.
—Dime porqué estoy aquí y me callare. —respondí.
—Te lo diré cuando lleguemos, te lo prometo. —dijo, su mirada era suplicante.
Eso me basto para cerrar la boca. Me cargó de nuevo.
Me dormí. Si, lo sé, soy muy lista.
Desperté, tenía calor. Y me di cuenta porque. Dan me abrazaba. Sentí una punzada de... ¿Cariño? No seas idiota, es tu puto secuestrador.
Estábamos en un cuarto como el anterior, solo que había una ventana, cubierta con tablas de madera. Solo estábamos Dan y yo.
Traté de abrir la puerta, cerrada. Y no tenía suficiente fuerza para quitar las tablas de la ventana. Me sentía débil, no había comido en dos días.
Me fui a sentar al lado de Dan, revisé su chaqueta. Nada.
Dan se estremeció y empezó a gritar, gritos de miedo puro, el terror estaba en su cara.
Le di una bofetada.
Se despertó con los ojos abiertos
Se despertó exaltado por el golpe, con los ojos muy abiertos, mierda, le deje mi mano marcada.
—Pe-perdón, estabas teniendo una pesadilla y...-me callé, el me miraba de una rara manera. — ¿Que? -le pregunte.
—Nada, gracias —dijo sonriendo sin ganas.
Dan tenía problemas, secretos, tenía que saberlos.
—Ahora dime porque estoy aquí-dije mirándolo fijamente. Joder, es muy guapo.
—Eh... Necesitamos personas, ya sabes, eso hacemos, tráfico, dinero... Drogas...-se quedó callado al ver mi expresión.
No me imaginaba esto. Son malas personas. Muy malas. Me tengo que ir de aquí.
Le di un puñetazo en el labio, empezó a sangrar al instante, mientras se retorcía de dolor fui a la ventana, puse toda mi fuerza en puños hacia las tablas, empezaban a ceder. Cuando of fin había roto una llego por atrás.
Esperaba una bofetada, cerré los ojos para no ver su mano contra mi rostro o sus ojos llenos de furia. Espere, pero llego algo completamente diferente. Me besó. Un beso casto en mis labios, sabían a sangre, eran suaves, pero lo aparte.
—Déjame.-le dije sería.
El me miro desconcertado, tomó mi mano y me prácticamente más arrastró fuera de la habitación, me llevo a una sin ventanas, encerrada otra vez.
Llore nuevamente, grite, gemí, golpeaba las paredes, hasta que mis nudillos quedaron destrozados, hasta que me quede sin fuerzas y me tire al suelo. Me quería ir.
Empecé a cantar Andrómeda de Zoe, mirando al techo, recordando a mis padres, mis amigos, a la odiosa maestra Woods, el cabello verde del señor Herondale, ese recuerdo me hizo sonreír un poco.
Entonces la puerta se abrió y entro Dan, vestía una camisa blanca, vaqueros negros, unos converse negros y se veía recién salido de la ducha. Traía consigo un plato de comida, era... Atún y galletas. Y traía una caja con no sé qué.
Se sentó al lado mío, yo seguía acostada en el suelo.
—Levántate—dijo serio.
Yo me senté. Tomo mis manos, les untó una rara pomada y las vendó. No me esperaba eso. Pero la verdad que hacía falta, mis nudillos estaban sangrando y tenía moretones en toda la mano y muñeca.
—Ahora come —dijo mirando mis manos.
Esta vez le hice casó, me moría de hambre, y no se quien habrá preparado el atún pero, joder, están muy rico. Me había acabado todo, extrañaba comer hasta quedar satisfecha.
Él había estado en silencio, era raro para mí.
Entonces ese silencio se vio interrumpido. Llego aquel chico de 19 corriendo, nos tiró dos armas y lo único que dijo fue "es hora".
Hola chicas, o quizá chicos jaja:3 me la paso escribiendo, ojalá les este gustando la historia, ni se imaginan las cosas que vendrán D: "cosas peores" dice la biblia ;) jaja adiós, se les quiere
-Jazmín

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REALITY.
Teen FictionMi nombre es Jackeline, me dicen Jack. Me fui de casa a los 16, entre a un mundo en el que nadie debería de estar. ¿Antecedentes? Dos intentos de suicidio, una acusación de asesinato, 4 estadías graves en el hospital. No se puede escapar de lo que e...