Capítulo seis.

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Kurt se encontraba en el suelo de el baño, llorando con el teléfono a su lado

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Kurt se encontraba en el suelo de el baño, llorando con el teléfono a su lado.

El rubio estaba simplemente pasando el día en casa, intentando componer un poco cuando Curtney lo llamó drogada. Fueron aproximadamente dos minutos de gritos desquiciados, hasta que el rubio se atrevió a colgar.

Esa simple llamada en la que ella le gritó y lo incitó a consumir de nuevo fué lo suficiente para crear una crisis en él.

Kurt no se había pinchado, pero casi lo había echo de nuevo, y ahora se aferraba al teléfono mientras lloraba, sintiéndose desconectado de la realidad. Como si estuviese muerto en vida, o como si las personas no lo percibieran realmente.

Kurt sabía que necesitaba ayuda. No podía siquiera levantarse de el suelo, o respirar de una forma pausada por sí mismo.

Pensó en llamar a Dave y a Krist. Ellos lo conocían, sabían que hacer y que no hacer.

Lo hubiera echo de no ser porqué nada más enterarse de quien había provocado eso en Kurt, los chicos se habrían presentado en la casa de Curtney dispuestos a hacer un desastre.

Kurt lloró agobiado, sobrepasado por todas las emociones que sentía al mismo tiempo y que oprimian su cerebro de un pensamiento racional. Agarró el teléfono con tanta fuerza que sus nudillos de pusieron blancos.

El rubio tenía a una persona en la cabeza. Sabía que si la llamaba, acudiría sin rechistar a esa casa de inmediato, pero Kurt no sabía si se podía poner a sí mismo en una situación tan vulnerable.

No sabía sí podía dejar a esa persona verlo en su peor momento. Observarlo en el suelo del baño, con una botella al lado y heridas abiertas en su pulso. No estaba seguro de sí el pelirrojo soportaría ver una imagen tan ridícula de Kurt.

Si ya lo odiaba antes, luego de eso lo odiaría aún más. Le tendría asco, repulsión al ver lo vulnerable que era Kurt realmente.

Lo débil que era.

Sentiría náuseas del olor a sangre, y también del aroma a alcohol en su pelo y de la esencia cerrada de la casa.

Sabía que luego de eso lo odiaría, pero con las manos temblorosas agarró el teléfono y marcó el número que ya se sabía tan bien.

Un par de timbres y como siempre lo hacía, Axl contestó quedándose en silencio, esperando a que el rubio hablase primero.

Kurt suspiró sintiendo todo de él temblar.

-Necesito ayuda-susurró Kurt, mirando al vacío-. ¿Puedes venir?

Escuchó como Axl le decía algo a otra persona, y luego contestaba apresuradamente.

-Estoy allí en veinte, no te muevas.

-Estoy allí en veinte, no te muevas

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𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐎𝐍𝐄 𝐂𝐈𝐆𝐀𝐑𝐑𝐄𝐓𝐓𝐄, Kurtaxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora