Capítulo siete.

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En el momento en el que Kurt despertó, Axl ya se encontraba fuera de la cama

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En el momento en el que Kurt despertó, Axl ya se encontraba fuera de la cama.

Realmente el rubio no esperaba que se quedara con él hasta que despertara, pero esperaba mucho menos que Axl Rose se despertara antes de las doce de la mañana.

Se frotó los ojos y se levantó lentamente para no marearse. Salió al pasillo con una sensación de frío algo inusual y miró a su al rededor.

Las ventanas estaban abiertas y también las cortinas, creando ventilación y dándole un respiro a la casa.

Kurt sonrió sabiendo que el pelirrojo había echo eso por él. Se había encargado de abrir una por una justo como Krist y Dave lo hacían cuando él no podía ni levantarse de la cama.

Su estado anímico cambió de un momento a otro. Ya no se fijaba en el frío o en lo húmedas que se sentían las mangas del cárdigan contra sus muñecas. Tan solo pensaba en Axl teniendo ese pequeño pero gran detalle con el.

Su sonrisa se ensanchó cuando vió a el pelirrojo usando el teléfono de la entrada, hablando con alguien. Espero pacientemente a qué terminara apoyándose en el marco de la puerta.

Cuando finalmente Axl se despidió se dió la vuelta pegó un salto cuando encontró a Cobain con una sonrisa en la cara.

El rubio se apoyaba en el marco con la cadera, su pelo rubio estaba alborotado cayendo en el perfil de su cara de froma suave. Su rostro era dulce y bonito, casi de poeta torturado o de soldado; y sus ojos azules eran tan intensos que podía ver a través del alma del pelirrojo con facilidad.

Axl solo se atrevió a observar lo bonita que era su cara, porque si hubiese pasado la mirada más abajo del cárdigan se habría vuelto loco.

Carraspeó y sonrió de vuelta al rubio.

—Buenos días, Rose—saludó Kurt mientras observaba al pelirrojo jugar con el teléfono—. ¿Con quién hablabas?

Axl arqueó la ceja mirándolo.

—Con Duff, para decirle que no estoy muerto y que simplemente estoy ayudando a una damisela en apuros—contestó el otro, encogiendo los hombros.

Kurt asintió, silenciosamente fué a la cocina para beber agua y Axl lo siguió como un perro sin ninguna razón aparente.

Cuando ambos chicos llegaron a la cocina, el rubio sacó agua de la nevera para ambos y le ofreció a Axl.

—¿Te encuentras mejor?—preguntó el pelirrojo apoyando su cadera en la encimera de mármol.

Kurt encogió los hombros, sentándose encima de la barra de la cocina y dándole un trago al vaso de agua.

Miró a Axl jugar con su vaso, pasando uno de sus dedos por la boca de este despreocupadamente. Su pelo estaba algo desordenado, medio recogido en su nuca. Aún así, se veía perfecto.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐎𝐍𝐄 𝐂𝐈𝐆𝐀𝐑𝐑𝐄𝐓𝐓𝐄, Kurtaxl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora