Destino extraño

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El terror retumbaba en los oídos de Lionel Messi mientras observaba como su hermano, Sergio Agüero encendía aquel auto. Odiaba ver aquel fuego que cubrió sus ojos con ambas manos para empezar a cantar aquella canción de cuna que amaba, donde cada noche se lo cantaban, aunque su mente rogaba por un perdón. ¿Por qué su hermano disfrutaba de aquella tortura? Empezó a sollozar hasta que un fuerte golpe en su rostro le hizo callar.

— ¡Calla! ¡Calla! Deja de llorar, jodido marica — gritó enojado Sergio, es que odiaba ese lado tan chillón de su hermano menor.

— Perdón... Perdón... — susurró con miedo el menor que se fue corriendo nuevamente hasta el cobertizo, donde yacía su habitación y amaba que nadie se acercara para molestarlo ni siquiera Sergio. Sonrió feliz cuando notó a su hermosa reliquia en su cama que miraba todo con miedo, sus ojos gritaban por ayuda que Lionel caminó hasta donde estaba para sentarse sobre las piernas de ese hermoso alfa.

Lo abrazó con fuerza mientras hacía algún tipo de beso y es que aquel extraño era su primer beso — Puedes estar tranquilo, nada te pasara si estás conmigo — le susurró mientras frotaba su nariz con la ajena, en un dulce beso esquimal — Mi Guille — dijo emocionado.

Guillermo Ochoa solo trago saliva y trató de sonreír de la misma manera dulce ante aquel omega sádico y aterrador, sus manos temblaban y solo se escuchaba el ruido de esos intentos de besos que tenía que admitir que era dulces pero siniestros. Messi jugaba con aquellos rizos feliz sin dejar de admirar al mexicano hasta que la puerta de su habitación se abrió sin aviso mostrando a dos padres con expresiones serias y el alfa mayor soltó un gruñido al ver a su hijo omega con aquel alfa — Les trajimos la cena — dijo sin emoción el alfa Scaloni.

— Muchas gracias, padre — respondió Messi mientras bajaba de la cama para ir a sostener la bandeja llena de comida y el silencio reinó entre ellos, provocando que el omega bajara su vista al suelo como señal de sumisión — No...no me estaba haciendo nada malo... es bueno, de verdad.... — explicó ante aquel olor fuerte que empezaba a sofocar a Guillermo que tragó su propia saliva en más de una ocasión al sentir en el aire ese olor a sangre hasta que nuevamente se quedó a solas con aquel chico y se acercaba para alimentarlo, juraba que eso ni siquiera era carne de algún animal pero tampoco quería investigar ese tema.

Jamás imaginó que su excursión escolar terminaría en una tragedia y con la muerte de su grupo escolar, siendo el único sobreviviente. Hace tan solo tres noche es que yacía en su hotel y apenas ayer despertó atado en un silla frente a varios chicos que pensaba torturarlo.

Yo le cortó la lengua

¡Yo los ojos!

¡Yo quiero comerme su hígado!

En ese momento todos fueron llamados por el mismo alfa patriarcal para ir a limpiar toda esa sangre quedándose a solas, con un pequeño omega que lo miraba con ojos brillantes, sonreía tímido que no dudó en acomodarse sobre de él mientras esos dedos pálidos se enredaban en sus rizos y aquella voz tan dulce, le provocó calmarse — Tienes unos labios carnosos, bonito— y trató se seguir con aquel intento de beso, descubriendo que aquel joven era tan inexperto, ingenuo y sumiso pero siendo un bello contraste de lo emocional y explosivo — Que bonito primer beso, me hace querer tener como mi muñequito — y se hizo realidad ese deseo, le permitieron seguir con vida con la condición de convertirse en el alfa de aquel chico, que resultaba ser el hijo de los líderes en aquella manada bizarra.

En esa misma mañana confirmó aquel carácter fuerte de Messi cuando su propio hermano Sergio trató de asesinarlo, pero fue defendido por ese omega, notando que era uno dominante y no le temió irse a golpes limpios con Agüero quién se rindió después de unos minutos. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando esas manos apretaron con fuerza su rostro —¡¿Por qué no me besas?! — gritó frustrado el omega quién lloraba, pero su voz detonaba ira, molestia.

— Perdón, es solo que estoy cansado. No he dormido bien — respondió tratando de sonar calmado que le dio un par de besos en sus labios para calmarlos, soltó un gemido cuando Messi se sentó de golpe justamente sobre su polla sintiendo algo extraño dentro de sí que de forma inconsciente empezó a simular un par de embestidas robándole varios suspiros al menor que se alejó abruptamente de él con el cuerpo tembloroso.

Messi mordió su labio inferior y trató de cubrirse sus genitales con una almohada al sentirse demasiado húmedo de ahí abajo — Creo... creo... que me oriné, estoy muy mojado de ahí abajo... iré a ducharme — dijo con sus mejillas rojas y apenado provocando ternura en el alfa confuso ante esas palabras.

Al parecer desconocía muchas cosas y le daba miedo, pero a la vez ternura.

Guillermo no dijo nada y prefirió sentarse en la cama con algo de dificultad al tener su pie encadenado a la cama — Esta bien ¿Crees que puedas pedir permiso para que yo también me duché? En verdad me urge — rezaba que pudieran al menos concederle eso.

Tenía miedo de morir en aquel pueblo de Argentina olvidado por Dios, pero al mismo tiempo deseaba atarse a ese omega tan hermoso, ingenuo y perfecto a sus ojos maldiciendo a su lobo interior, maldiciendo el momento en que cruzaron miradas donde descubrió que ambos son destinados y lo peor que llegaban a corresponderse con la misma intensidad a pesar de ser unos extraños, lo único que ansiaba en estos momentos era cargarlo de cachorros y dejarle su marca de unión.

A este nivel ni siquiera consideraba su libertad.

¿Cedería por completo a ese loco amor o buscaría su libertad con racionalismo?

Tantos secretos por descubrir le ayudaran a tomar la decisión...

Correcta.

¿Decisión correcta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora