-Tres años después-
Ya han pasado nada más y nada menos que tres años desde que mi vida cambió a mejor, tres años casi en calma y digo casi porque mis padres podrían haber mandado también a mi hermano a Londres o cualquier parte del mundo lejos de mí, pero no... Él se quedó aquí para seguir tocándome las narices, pero por suerte muy de vez en cuando y no tan intenso como antes cuando estaba Rodrigo.
Estos tres años no he vuelto a verlo, sé que Borja ha ido alguna vez a visitarlo, pero no he mostrado interés en saber nada porque no me importa. Mis padres y los suyos siguen quedando como antes, no tan intensos porque mi padre tiene varios juicios importantes y mi madre, desde que falleció mi abuelo hace año y medio está más metida en las bodegas que nunca. Cuando mis padres quedan con mis padrinos yo ya no voy, al principio cuando se fue Rodrigo mi hermano ya no venía tampoco, tenía diecisiete años y se quedaba en casa o con amigos y yo al ser más pequeña estaba obligada a ir aburriéndome muchísimo, pero agradecía no tener a dos energúmenos metiéndose conmigo constantemente.
Ahora que tengo por fin dieciséis, ya no voy a la mayoría de sitios donde van mis padres. Deseaba tener ya esta edad para poder estar en casa, tener más libertad y poder hacer cosas con mis dos mejores amigas.
Sara y Carla son mis mejores amigas, estudian conmigo y las conozco desde que comenzamos primaria en el St. Phillips School. Mi amiga Carla es muy alta, nos saca a Sara y a mí casi una cabeza, morena de ojos marrones e hija de unos farmacéuticos propietarios de varias farmacias. Sara es todo lo contrario, rubia, muy blanquita de piel y ojos azulados, es más o menos de mi altura y ella es hija de un empresario de una multinacional. Después del colegio hacen gimnasia rítmica conmigo. Estos últimos años he ido a varias competiciones y he ganado bastantes medallas y premios. Desde pequeñas vamos juntas a todos lados y nos llamamos Las Supernenas. Ellas dijeron que yo era Pétalo, porque siempre llevaba lazos o complementos en la cabeza, además, siempre me ha gustado el color rosa. Carla, es Cactus, porque tiene el pelo negro y Sara, es Burbuja, por su melena rubia y sus ojos azules. La verdad, cada una nos parecíamos a nuestra Supernena y como siempre íbamos a todas partes nos comenzamos a llamar así de broma y al final todo el colegio nos apodo con ese sobrenombre para siempre.
Mis mejores amigas parecen dos ángeles caídos del cielo, pero la realidad es otra, son las dos chicas más fiesteras y endemoniadas que conozco. Lo bueno de ser hijas de personas millonarias es que nuestros padres se pasan la vida trabajando y viajando, así que tenemos más libertad para poder salir. Nuestra discoteca favorita es "La vie en rose", donde la gente con más dinero de la ciudad viene a pasar las noches, es muy grande, de color marfil, luces rosadas, asientos rosa pastel y cuesta doscientos euros la entrada básica. El reservado y zona vip, asciende a casi mil quinientos euros por persona lo cual excluye a una gran cantidad de gente. Me gusta porque exactamente es eso, la exclusividad de que aquí solo hay gente como nosotros, gente rica que sabes que no va a mostrar interés en ti por tu dinero porque ya tiene el suyo. Solemos venir muchos sábados, cuando no tenemos planes con nuestras familias o no tenemos competiciones de rítmica. Es nuestro lugar de desconexión, donde también podemos ver a los chicos más guapos de la ciudad o al menos la clase de chico que nuestros padres quieren para nosotras.
Esta noche he elegido un vestido metalizado drapeado, muy ajustado que acentúan mis curvas, dejando al descubierto mis brazos y mis piernas, con unas sandalias Louboutin con tacón, también plateadas.
Me he planchado el pelo dejándolo suelto y he optado por unos pendientes con diamantes a juego con el collar también con diamantes que baja por mi canalillo.
La discoteca es para mayores de dieciocho años, pero, como el dueño conoce al padre de Carla, nos deja entrar y hace la vista gorda siempre y cuando no lo metamos en problemas, los cuales nunca se dan porque solo venimos a bailar y a tontear con algún que otro chico guapo. Además, nosotras siempre cogemos reservado y eso hace que la cuenta bancaria del dueño de "La vie en rose" aumente.
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Nadie duele para siempre
RomanceLa vida de Nina Rivera es perfecta; unos padres que la adoran, un físico envidiable y unas buenas amigas. Todo es perfecto en su maravillosa y multimillonaria vida, salvo por el arrogante, rebelde y mujeriego ahijado de sus padres; Rodrigo Santana...