Capítulo 4

8 2 0
                                    


Cuando llego a casa mis padres están hechos una fiera, sobre todo mi madre que está muy nerviosa por la gala de esta noche. Siempre se pone atacada cuando tenemos que ir algún tipo de evento, entro a la cocina a picar algo, son las cuatro de la tarde, ni he desayunado y ni he comido nada así que me rugen las tripas una barbaridad. Por suerte ha sobrado gazpacho que ha preparado Margot y algo de pollo al horno, así que me lo como rápidamente para subir a prepararme. Borja entra en la cocina observándome de arriba a abajo.

-Vas vestida como en el pub, es que no has dormido en casa de tu amiga? - me pregunta levantando una ceja cuestionando la verdad.

-Claro que he dormido en casa de Sara, pero no tenía ropa de recambio, además a ti no tengo que darte ningún tipo de explicación. - le digo mientras me relleno el vaso de gazpacho.

-Pues ya te pueden maquillar bien porque tienes unas ojeras que te llegan al suelo, parece que hayas estado de after. - dice burlándose de mi aspecto desaliñado.

-Lo tendré en cuenta cuando tu opinión no me importe una mierda. - le digo a la defensiva.

Mientras él suelta una carcajada, coge un vaso de agua y se va de la cocina. Cuando termino de comer subo a mi habitación, encima de mi cama tengo un vestido preparado, me lo pongo y alguien llama a la puerta.

-Adelante- digo.

Entonces entra la peluquera y la maquilladora para prepararme. Agradezco tener quien me arregle, porque la verdad que después de lo que he vivido esta madrugada, Rodri y Borja tienen razón, mi aspecto está horrible.

Mi vestido es de satén, color champagne ajustado al cuerpo, de tirantes y con algo de cola. Me ponen el pelo con ondas al agua semi-recogido en uno de los costados, la verdad es que ¡menudo cambio! Me veo guapísima. Soy la última en bajar y mis padres están de los nervios, pero al verme por las escaleras abren los ojos como platos.

- ¡Estás preciosa hija! - exclama mi padre con una sonrisa.

Puedo notar que mi hermano también me mira sorprendido, aunque no espero que haga ningún tipo de comentario o por lo menos alguno positivo.

Nos montamos los cuatro en el Bentley de mi padre y nos dirigimos hacia la fiesta.

Es una fiesta benéfica, que organizan los amigos de mis padres para recaudar fondos para algunas ONG y asociaciones. Esta noche es para recaudar fondos para Gambia, un pequeño país de África occidental cerca de Senegal. Con el dinero recaudado se van a crear Pozos de agua, Hospitales y escuelas. La gente con más dinero de Barcelona y varias partes de España se concentran en este evento y se recaudan muchos millones.

Al llegar veo que hay muchísima gente, la mayoría la conozco de coincidir desde pequeña en más eventos como este. Mis padres se paran a saludar a todo el mundo y yo en cambio me voy directa a mis dos amigas Elena y Mencía, son mellizas un año mayor que yo, hijas de un cardiólogo personal de un importante cargo político, ellas son muy amigas mías sobretodo Mencía, siempre he tenido más afinidad con ella. Elena tiene un estilo más bohemio, es más calmada, le encanta hacer yoga y su vida es muy tranquila. En cambio, Mencía es todo lo contrario, fiestera y alocada, siempre suelo hacer muchos planes con ella lejos de estos eventos aburridos. Las dos me dan un gran abrazo, mi hermano también desaparece entre la multitud, las tres nos quedamos hablando alrededor de la gran piscina con música en vivo, varias mesas redondas con centro de flores naturales y camareros que van pasando a cada segundo para ofrecerte canapés o champagne. He ido a saludando a casi todo el mundo a medida que van pasando por mi lado o yo por el de ellos.

-Madre mía Nina pero que ahijada más guapa que tengo! eres toda una mujer- me dice sorprendida mi madrina al verme dándome un gran abrazo, en cambio mi padrino me observa seriamente.

Nadie duele para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora